Herberth Cuba
Populismo, nuevas medidas sanitarias y Plan Covid-19
Las nuevas disposiciones del Minsa para enfrentar la pandemia
Luego de la sesión del Consejo de Ministros del 23 de febrero, el ministro de Salud, en una conferencia de prensa, señaló que las nuevas medidas para enfrentar el Covid-19, prometidas para esa fecha se darían en los siguientes días. Su intervención fue muy breve, aunque llamó la atención que el ministro a cargo de la cartera del Mincetur sustente con mayor tiempo y solvencia el diferimiento de la fecha para la presentación de esas medidas. Este no es un hecho anecdótico, porque ha puesto en entredicho la solvencia comunicacional del ministro de Salud al interior del gabinete ministerial, y además porque viola un principio elemental de la gestión gubernamental: la no intervención de un ministro en los asuntos de otra cartera ministerial (con excepción, como es obvio, de la presidencia del Consejo de Ministros).
El contenido de las medidas esperadas había sido revelado, cinco días antes, de manera informal y genérica, por el propio ministro de Salud, al declarar: “Presentaré en el próximo Consejo de Ministros que el aforo en los espacios cerrados sea del 100%. El miércoles voy a presentar la sustentación técnica en el Consejo de Ministros y eso va a favorecer a todos los comercios, a toda la economía del país”. Estas declaraciones generaron una serie de controversias y debates, sobre todo en la comunidad académica y científica. Con esas declaraciones había invertido el procedimiento de la investigación científica, porque primero emitió las conclusiones y las recomendaciones y luego se comprometió a presentar el sustento técnico. Es obvio, que, en la ciencia, ocurre al revés; es decir, primero, previa hipótesis, se realiza la descripción rigurosa y analítica de los hechos, luego la explicación y el pronóstico y, al final, la aplicación, según las conclusiones y recomendaciones obtenidas.
Por otro lado, al ligar sus declaraciones al “favorecimiento de los comercios y de toda la economía nacional” el ministro transformó a las decisiones sanitarias en políticas. En ese sentido, el riesgo de los ciudadanos de enfermarse se había convertido en un medio frente a un fin económico, considerado superior. Sin embargo, la propuesta del ministro es ansiada por la población debido al agotamiento que ha producido el uso de las mascarillas y la limitación de los aforos, y también porque casi el 75% de la población se sustenta en la informalidad. En consecuencia, se le atribuyó, no sin razón, un carácter populista a su propuesta.
Debido a que las sesiones del Consejo de Ministros no son trasmitidas en directo por radio y televisión en señal abierta, como sí ocurre –con algunas excepciones justificadas, en las sesiones del Congreso de la República– no es posible por ahora conocer si el Ministerio de Salud (Minsa) solicitó y sustentó su propuesta de medidas, si existieron observaciones y de qué tipo, o si le otorgaron más tiempo para que las subsane. Asimismo, no es coincidencia que el Minsa haya promulgado, el 24 de febrero, la Resolución Ministerial 095-2022/Minsa, que aprobó el Documento Técnico “Plan frente a la pandemia por COVID-19 para el año 2022”, porque ambos documentos son complementarios.
Según el Plan, el problema identificado es el “incremento del riesgo de exposición a la Covid-19, con elevado impacto en la morbilidad, mortalidad y discapacidad”. Señalan 17 causas del problema, entre las cuales, en un primer grupo, resaltan las brechas en las dosis de refuerzo en la población adulta, la población infantil no vacunada, la difusión de información falsa, la emergencia de variantes, la limitada captación de sospechosos y tamizajes, la insuficiente identificación, rastreo y seguimiento de contactos, y la brecha en el seguimiento clínico.
En un segundo grupo de causas resaltan la escasa e inadecuada articulación intergubernamental e intersectorial con enfoque territorial, la débil participación social, la inadecuada capacidad regional y local para el manejo de riesgos y desastres, y las inadecuadas condiciones físicas y tecnológicas de los establecimientos del Primer Nivel de Atención (Centros y puestos de Salud), que no asumen su rol en la contención en los casos de Covid-19 y sus secuelas. En un tercer grupo, señalan la brecha de recursos humanos y en la atención de pacientes con comorbilidades, la falta de continuidad en la atención prehospitalaria y hospitalaria, y la inadecuada articulación y coordinación entre el primer, segundo y tercer nivel de atención. En un cuarto grupo, señalan la brecha de camas de hospitalización y camas UCI y el riesgo del suministro de oxígeno debido a la inadecuada programación presupuestal y diversificación de proveedores.
Las denominadas “17 causas del problema” reflejan de manera incompleta las falencias del Sistema Nacional de Salud, porque son la expresión de una mirada interna del Minsa y las regiones. Esa falencia impide visualizar, por un lado, la importancia de la conformación de las Redes Integradas de Salud (RIS), que incluye el enfoque comunitario, y por tanto, se las rebaje solo al nivel de actividades para “la asignación de población en el territorio de la RIS o en el desarrollo del intercambio prestacional”. Por otro lado, impide enfrentar la fragmentación y la segmentación del Sistema Nacional de Salud, así como la autonomización de los gobiernos regionales frente a la rectoría del Minsa. Asimismo, explica que solo se utilicen los fondos propios del Minsa que ascienden a S/ 6,647 millones de soles, así como los S/ 200 millones del Instituto Nacional de Salud (INS). La anécdota del Plan” es la creación del “sello libre de Covid-19” para los establecimientos comerciales, en las que se indica el aforo máximo, porque parece que no se alínea con los anuncios del ministro de Salud.
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