Carlos Hakansson

Plebiscito confirmatorio: el día después

Tres posibles salidas ante el rechazo al proyecto de constitución

Plebiscito confirmatorio: el día después
Carlos Hakansson
13 de septiembre del 2022


La semana pasada nos ocupamos de los resultados del plebiscito confirmatorio en Chile. Luego del rechazo al proyecto, nos queda compartir algunas ideas respecto al camino que queda por transitar.

En primer lugar, si bien era claro el escenario de su aprobación, una nueva Constitución, sorprende la discusión sobre las consecuencias de su rechazo. Una mayoría conviene que el fracaso del plebiscito no es un triunfo de la Constitución de 1980. El actual régimen constitucional ha quedado afectado tras las consecuencias de lo vivido desde octubre de 2019 hasta la fecha. Una situación que demanda un amplio consenso entre ganadores y perdedores para lograr una solución que sea viable. El escenario nos permite advertir que las condiciones de diálogo deben procurar la realización de un pacto que ponga fin a los cuestionamientos sobre la legitimidad del orden constitucional. 

Si los actuales convencionales deben volver a discutir el texto ingresaremos a un deja vu; es decir, los actores de la discusión serán los mismos que con su mayoría redactaron un texto calificado por la minoría como “mamotreto ideológico”. Un escenario crispado que complicará un diálogo sensato de la clase política para alcanzar entendimientos que resulten viables.

La opción de elegir una nueva Convención Constitucional tampoco parece realista. La abrumadora victoria del rechazo ha significado la derrota del presidente Gabriel Boric, dejando de lado la neutralidad para ser actor del proceso confirmatorio. Los vientos del electorado no corren a su favor, está desgastado por su gestión y resultados del pasado 4 de septiembre.

La tercera posibilidad consiste en poner la Constitución de 1980 al centro del debate y, dado que triunfó el rechazo, discutir un conjunto de reformas que recojan lo mejor del fallido proyecto. Un conjunto de derechos sociales básicos, por ejemplo. Una posible solución, tan ideal como peliaguda, para consolidar el orden constitucional en torno a una Carta de 1980 consensuada en 2022. No olvidemos que se trata de un texto constitucional con varias reformas, la mayoría impulsadas por el expresidente Eduardo Frei, que estampó su firma con la finalidad de dejar en el pasado la rúbrica de Pinochet. Una estrategia insuficiente, a pesar de tratarse de una iniciativa impulsada desde la concertación de partidos de la izquierda democrática.

El derecho constitucional contemporáneo nos recuerda el tránsito de la Ley Fundamental de Bonn de 1949, direccionada por los Aliados, vencedores de la Segunda Guerra Mundial, para regir en la Alemania Federal. La caída del Muro de Berlín tras el final de la Guerra Fría no fue su final, sino que procuró su reforma y protagonizó la reunificación bajo los efectos de su normatividad directa y supremacía constitucional. El prestigio e influencia del Tribunal Federal en Europa terminó legitimando un texto que los alemanes se negaron a llamar Constitución, por aplicarse para solo una parte de Alemania. La historia constitucional nos brinda lecciones, tengámoslas en cuenta para encontrar soluciones sensatas, viables y con visión de futuro.

Carlos Hakansson
13 de septiembre del 2022

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