Eduardo Zapata
¿PISA O PIZZA?
No sé si sea consecuencia de nuestra mala educación, pero al parecer estamos confundiendo PISA con PIZZA.
Pero el hecho es que de un tiempo a esta parte, constituye una obsesión perpetuar el momento en el cual un selfie de la prueba PISA constituye testimonio apetecible del ´éxito educativo ´, así como el ´dato´ de dónde se consigue la mejor pizza –selfie incluido, claro está- enriquece nuestra autoestima de expertos buscadores de ´huariques´ y, entonces, merecedores de socializaciones en las redes sociales.
Claro que sabemos –los que saben- que en ambos casos nuestros éxitos quedarán en las acariciadas redes sociales. Nos aplaudirán, claro está, aun cuando las mayorías ajenas a las redes permanezcan al margen del ´logro´ alcanzado.
En los últimos cuatro años se han diseñado hasta kits de solucionarios para las pruebas censales y las pruebas PISA. De por medio estaba el ´orgullo nacional´: se trataba de salir de los ignominiosos últimos lugares: “másqueseya” raspando. Y para ello –aparte de elaborar kits de solucionarios ad hoc para que los alumnos rindan bonito su prueba- amaestramos maestros y alumnos en la búsqueda de la respuesta correcta, ofrecimos recompensar a los profesores que obtuviesen mejores resultados, pero nada de esto ha logrado el efecto deseado.
Dado que contrario sensu a los constructivismos declarados se estaba optando por conductismos y amaestramientos –y ante los pobres resultados obtenidos- ironizamos en estas líneas hace mucho tiempo acerca de que en vez de costosas consultorías y costosos talleres de capacitación debió contratarse de frente al Kennel Club del Perú. Como están de moda las cuantificaciones y los expertos, el Kennel sí garantizaba resultados. Casi no hay perrito que no aprenda a ´dar la patita´ con sus métodos.
No sé si todo esto es parte de la reforma educativa escolar de la que tanto se habla y si es acaso aquella que merecemos los peruanos. El lector sacará sus conclusiones.
Sin embargo, y si esta es parte de la reforma educativa en marcha o si el señor ministro se queda o no, mejor sería que los alumnos aprendan a preparar una pizza. Allí habrá motivación, satisfacción y resultados. Y obviaremos un amaestramiento para una prueba PISA cuyos criterios están siendo cuestionados –si no abandonados- por países preocupados realmente por una ´educación de calidad´.
Ya hemos aludido en artículos anteriores a las insuficiencias probadamente científicas para la enseñanza de la lectura. El amaestramiento podrá –en el mejor de lo casos- hacernos subir algunos puntitos en la champions league educativa. Tal vez el inmediatismo de los resultados hasta nos impulse a marchas de solidaridad, pero en verdad, en verdad, estaremos lejos, muy lejos, de transitar y alcanzar una lectura capaz de producir sentido. Y de eso se trata.
Por: Eduardo Zapata Saldaña
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