Martín Taype
Pesimismo en las expectativas empresariales
Según la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas
El pesimismo en las expectativas empresariales en nuestro país se está volviendo en una especie de enfermedad endémica que debe revertirse por el bien de nuestra sociedad. Veamos las últimas expectativas empresariales en nuestro país en el mes de agosto del 2022, según la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), publicadas en las Notas de Estudio N° 62 del 12 de septiembre del presente año.
Casi todos los indicadores de expectativas en el mes de agosto del 2022 con respecto a julio del 2022, se mantienen en terreno pesimista (índice menor a 50). El índice de la economía a 3 meses pasó de 34.3 a 34.6 puntos, el índice sobre la economía a 12 meses pasó de 43.0 a 42.6 puntos, el índice del sector a 3 meses pasó de 43.2 a 44.4 puntos, el índice del sector a 12 meses pasó de 48.9 a 50.4 puntos, el índice de la situación de su empresa a 3 meses pasó de 46.2 a 46.1 puntos, el índice de la situación de su empresa a 12 meses pasó de 52.5 a 54.1 puntos, el índice de la demanda de sus productos a 3 meses pasó de 49.3 a 47.9 puntos, el índice de la demanda de sus productos a 12 meses pasó de 55.6 a 57.0 puntos, el índice de contratación de personal a 3 meses pasó de 47.3 a 46.5 puntos, el índice de contratación de personal a 12 meses pasó de 50.8 a 51.7 puntos, el índice de inversión de su empresa a 3 meses pasó de 44.2 a 45.1 puntos, y el índice de inversión de su empresa a 12 meses pasó de 50.2 a 51.9 puntos.
Los resultados de la citada encuesta no sorprenden. Qué podíamos esperar ante la incierta evolución de la pandemia del Covid-19, que aún no concluye, y al contexto interno, para muchos insostenible: inestabilidad política, denuncias de corrupción difundidas por los medios de prensa, conflictos sociales, inseguridad ciudadana y trabas burocráticas.
Asimismo, influyen el contexto económico y geopolítico externo, con recesión e inflación en EE.UU. y la zona euro, y las tensiones militares entre EE.UU y sus aliados de la OTAN, frente a Rusia (por el apoyo que brindan a Ucrania), China (por el apoyo a Taiwán), Irán y Corea del Norte (por sus programas nucleares y de desarrollo de misiles de largo alcance). Esto no hace más que agudizar el riesgo de un conflicto global, dado que las naciones enfrentadas a EE.UU. y la OTAN, tienen alianzas con otras potencias militares.
Estos factores evidentemente explicarían el pesimismo continuo en las expectativas empresariales, que ya impactan en varios indicadores de nuestra economía. Algo que ya se percibe en la inflación, el volátil tipo de cambio, el comportamiento de los consumidores e inversionistas (cada vez más cautos en sus gastos y emprendimientos), etc. Todo ello se agudizará en lo que resta de este año y continuará en el próximo. El riesgo de un conflicto global y una nueva ola del Covid-19 en nuestro país (como sucede actualmente en Europa) no está descartado, por lo que no debemos bajar la guardia y cuidarnos nosotros mismos.
Es necesario encontrar una solución consensuada a la crisis, respetando el marco constitucional vigente, a fin revertir el continuo pesimismo en las expectativas empresariales, Se debe tomar acciones eficientes, eficaces y transparentes frente a los citados elementos del contexto interno, y ser proactivos al impacto que puedan tener en nuestro país el inestable contexto económico y geopolítico externo.
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