Perdón, ministro Urresti

Crítica a la procacidad política que exhibe a diario el titular del Interior.             

Ministro Daniel Urresti, me he tomado la libertad, en nombre de los miles de seguidores y tuiteros que conforman la comunidad, para escribirle este puñado de palabras y pedirle perdón por las razones siguientes:

Perdón señor ministro por aventurarnos a elucubrar que usted podía ser la carta electoral de la pareja presidencial para las elecciones del año 2016. Entendíamos que su tono chabacano y nada prolijo concatenaba con una parte de la población peruana que, cansada y harta de la inseguridad ciudadana, lo veía como el futuro presidente de la “mano dura”. Sus gestos grandilocuentes y su verborrea fácil llenaban ese vacío de orden que la democracia soslayó. Ahora entendemos que ha sido un exabrupto imaginarlo como un posible candidato en el universo de postulantes ya declarados. Aunque, como usted sabe, en el Perú lamentablemente hasta un mono del Parque de las Leyendas puede llegar a Palacio. Tome usted a su jefe de gobierno como el ejemplo de que el aventurerismo puede conducir directo al poder. Solo hace falta una buena dosis de imaginación.

Perdón señor ministro por señalarlo como un buen “operador político”. Nos confundimos al creer que usted había encontrado la fórmula exacta entre el “buen soldado” defensor de las decisiones de gobierno y el camino a tientas a Palacio de gobierno. Maquiavelo, que algo sabía de política, dedujo que había un encuentro clásico entre la virtú y la fortuna. Por un momento pensamos que la divina providencia le había dado la oportunidad de convertirlo en político para mal de muchos y beneficio de otros. Nos equivocamos señor ministro, usted no es un operador político, usted opera la política como un matasanos. Cada tuiter suyo degrada la política hasta el lugar más oscuro de las pasiones. Cada palabra de sus 140 caracteres son como una daga mortal a la democracia. Porque usted debe saber que la democracia tiene formas y prácticas: tolerancia y respeto al adversario, aun cuando la batalla política pueda ser dura y encarnizada siempre hay un momento para la paz y el buen recaudo.

Perdón señor ministro por pensar que usted era un buen comunicador. Cuesta decirlo pero ¡nos equivocamos nuevamente! Usted no es un buen comunicador. Usted es como un mono con una metralleta de palabras (disculpen por los monos) Lo que usted hace no es comunicar sino vociferar, gritar, insultar. Lo peor de todo es que lo hace con el beneplácito de la pareja presidencial. Usted NO ha llevado solo la práctica política a la cloaca, lo ha hecho por órdenes. Exactamente de quién, no se sabe, aunque todo indica que sería la señora Nadine Heredia, que como usted sabe es la que manda.

Perdón señor ministro por atrevernos a pensar que su carácter era solo eso, un simple arrebato para las cámaras. Ahora sabemos lo que es. Ha pasado el límite de la desfachatez, la imprudencia. No repita usted con las mujeres el tono cuartelero con que enfrentó (para las cámaras) a las huestes senderistas. Eso no señor ministro. Respete a las mujeres por la sola condición. Ya sabemos que el periodismo no le importa. Porque a usted se le acusa de haber mandado a matar a un periodista. Pero a una periodista mujer se le respeta aquí y en un cuartel.

Avisado está usted señor ministro. Le pedimos perdón de antemano por la advertencia, pero si piensa quedar en la historia, quedará apenas como un lunar en la nalga de una vedette. Con su permiso y nos estamos viendo.

Por Iván Arenas
14 - Ene - 2015