Para el socialismo, Milei es el anticristo

Los resultados electorales en Argentina no sorprenden si se conocen las mañas utilizadas por los socialistas para mantenerse en el poder. Las encuestas, las predicciones y los buenos deseos de los argentinos no se hicieron realidad. El candidato presidencial Javier Milei logró el 30% de los votos escrutados. Sergio Massa, el candidato oficialista, obtuvo un 37% de los votos.

Ganar en primera vuelta la elección presidencial fue un exceso de optimismo de la oposición argentina. Queda el desconcierto de las multitudes que se manifestaron contra el nocivo Estado empleador. No obstante, hay que señalar que cualquier cambio asusta a las mayorías. Y Milei ofrecía cambios absolutamente radicales en un país tomado durante décadas por los peronistas y socialistas. ¿La sinrazón venció en Argentina? ¿Entre el oscuro túnel y la lejana luz los argentinos eligieron permanecer a tientas? 

El fantasma del fraude electoral no es una frase suelta ni antojadiza. En un contexto de fundadas dudas, al error estadístico de las encuestas habría que sumarle el margen de la manipulación de votos. En Cuba, Venezuela y Nicaragua son expertos adulterando la voluntad popular. Con Hugo Chávez, los guardianes de la revolución controlan a la mala el sufragio y conteo de votos. Es la misma estrategia replicada en la región por los comunistas. Con los médicos de familia cubanos, contratados por Vladimir Cerrón durante su gestión como presidente regional, en Junín se habría simulado el fraude para después hacerlo de alcance nacional durante la última elección presidencial del 2021. 

Pero la realidad es tal como es. Ahora Milei deberá enfrentar la segunda vuelta con mayor habilidad política, sin dejar de ser el Milei, el fenómeno latinoamericano, un anticristo para los comunistas y de la izquierda acostumbrada a vivir como señorones del esfuerzo de otros. Deberá convencer a ese centro derecha que lo mira con envidia.

Construir alianzas no es fácil. Las miserias humanas surgen y lo contaminan todo. Destruyen el milímetro avanzado. No todas las derechas estuvieron contentas con el avance del Milei. Como acá, las derechas permanecen divididas, alejadas, enfrentadas. Los fujimoristas atacan a Rafael López Aliaga, dando municiones a la oposición y debilitando el bloque democrático esperado contra el socialismo y progresismo, aun cuando se crea que están siendo arrinconados. 

Milei, entonces, tendrá que ofrecer concesiones sin torcer su columna vertebral. De eso se trata la política, de la habilidad de llegar a acuerdos hasta donde más se pueda por intereses superiores. Y lo tendrá que hacer pronto mientras el calor de su masa lo apuntale y le permita asumir la presidencia. 

Con personajes como Vladimir Cerrón y Guillermo Bermejo peligra la continuidad democrática nacional. Perú Libre es parte del Foro de Sao Paulo y sus estrategias políticas son compartidas en la región. En colegios y universidades argentinas los profesores también adoctrinan a los estudiantes y orientan la manera de votar. ¿Quién garantiza en Latinoamérica el respeto de los votos? La coacción, ¿acaso no está vigente en los poblados alejados?

Los partidos políticos tendrán que implementar nuevas estrategias electorales para proteger el voto de los ciudadanos antes, durante y después de los procesos electorales. No es suficiente convocar a personeros solo para que ocupen las mesas de sufragio. Hay que ir y adelantarse a los comunistas con sus intenciones criminales.  

Milei es el fenómeno llamado a derrotar a las castas, a esos poderes económicos que negocian el favor del Estado, contrarios a los deseos populares. Que la experiencia argentina sea útil. En la política peruana impera la dubitación, el cálculo, el populismo y la ausencia de ideología. Excepto en los comunistas, que saben a donde ir: hacia la patria socialista. Para ellos, sin importar los medios, el fin está justificado.