Martín Taype
Pandemia y hambre en América Latina
Se estima que en la región hay 60 millones de personas en condición de hambre
En un entorno mundial incierto y cambiante en el ámbito económico y geopolítico –por el impacto en el corto, mediano y largo plazo del actual conflicto en Ucrania–, además golpeados fuertemente por la pandemia del Covid-19, es evidente que los pronósticos de crecimiento para la economía mundial se reduzcan fuertemente para este año 2022. Millones de personas en el mundo pasarán hambre, y América Latina y el Caribe no son ajenos a esta situación.
Lo logrado en las últimas dos décadas en la lucha contra el hambre fue borrado por los efectos de la pandemia de la covid-19, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ahora se estima que solo en América Latina y el Caribe hay 60 millones de personas en condición de hambre. Para la organización los efectos de la pandemia fueron tan devastadores como los de una "bomba atómica", según una nota informativa publicada por el portal web de RPP el pasado 22 de febrero del año en curso.
Pero, la pandemia no es lo único que hace peligrar la seguridad alimentaria. Una de las mayores amenazas actuales es el fuerte encarecimiento de los costos de los insumos agrícolas, que termina repercutiendo en una "inflación significativa". "Eso tiene que ver con factores mundiales, con el precio de la energía, del transporte, los problemas que hay en la logística internacional, son cosas que escapan al control de un Gobierno. Y eso es una amenaza que requiere que los Gobiernos de la región se coordinen entre sí porque ningún Gobierno solo puede enfrentar esto", expresó la FAO.
Además de esto, la FAO señala que la alimentación también se ve en riesgo por el cambio climático. Por ejemplo, está el llamado Corredor Seco en Centroamérica, donde el cambio climático ha hecho que se pierda la capacidad productora de cultivos, lo que obliga a mucha gente a migrar, en algunos casos en las caravanas que van hacia el norte del continente.
La FAO señala que ante esta situación no se puede esperar más para empezar a transformar los sistemas agroalimentarios, es decir, todo lo relacionado con la alimentación "desde las fincas hasta las mesas de los consumidores". Así, los agricultores deben adaptar sus sistemas de producción a una realidad con menos agua, o con temperaturas diferentes a las que se tenía antes, pero para esto se requiere invertir en innovación y tecnología.
Los pronósticos de crecimiento caerán fuertemente debido a diversos factores geopolíticos, como las tensiones militares entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, frente a Rusia, China, Irán, Corea del Norte y sus aliados. Esas tensiones va creciendo enormemente, con Rusia (por su apoyo a Ucrania en el actual conflicto) con China (por su apoyo a Taiwán, que es considerado una provincia rebelde), y con Irán y Corea del Norte (por sus programas nucleares y de desarrollo de misiles de largo alcance; algo que para Rusia, China, Irán y Corea del Norte es inaceptable. La mayoría de éstos países son los principales productores de gas, petróleo, fertilizantes, cereales, entre otros productos estratégicos, cuyos precios ya se han disparado y agudizarán el hambre en el mundo.
También influirán negativamente los factores internos de los países latinoamericanos. En el caso peruano, el impacto de los conflictos sociales, la corrupción, la dependencia en los precios de los productos mineros, la inestabilidad política entre otros. Además se sabe que los programas sociales contribuyen a disminuir la pobreza, pero tiene un impacto mucho menor en términos porcentuales que el crecimiento económico. Por eso estimo que no es posible disminuir el hambre y la pobreza en el corto y mediano plazo, problemas que ya golpean a millones de peruanos.
Recordemos que un crecimiento económico no necesariamente implica desarrollo económico y reducción del hambre y la pobreza de un país, los programas sociales son solo paliativos temporales, para ello es imprescindible diversificar nuestras exportaciones y buscar nuevos socios comerciales, sin injerencia política en ello.
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