Raúl Mendoza Cánepa

Nos podría tocar un Maduro

El socialismo se aprovecha de la democracia, pero no es demócrata

Nos podría tocar un Maduro
Raúl Mendoza Cánepa
05 de agosto del 2024


Guillermo Bermejo advertía que no se irían nunca del poder. Vladimir Cerrón lo recalcaba con cierto academicismo sobre el poder y Pedro Castillo, como otros, anunciaban su asamblea constituyente y no escondía su relación con las fachadas de Sendero Luminoso.

Hoy sabemos que Perú Libre apoya el fraude de Nicolás Maduro y hasta la hacen de veedores. ¿A alguien le queda duda de nuestro futuro si es que a Castillo no se le ocurría perpetrar el golpe de Estado más estúpido de nuestra historia? ¿O qué tal si con artimañas Cerrón alcanzaba el poder? ¿O si nuestras Fuerzas Armadas no fueran constitucionalistas e institucionales?

Quizás viendo a Maduro, sepan esos sectores de las clases media y alta que votaron por el totalitarismo rojo encarnado en Perú Libre, lo que es el socialismo. Se aprovecha de la democracia, pero no es demócrata. Puede llegar al extremo del genocidio y es la ideología más sanguinaria de la historia. Para el marxismo los derechos humanos son una construcción cultural burguesa, y toda cultura se deconstruye con su revolución. Un millón de muertos o más no importan. Su ideología prevalece a la vida y al sufrimiento.

A eso hubiéramos llegado en algún momento. Se lo digo a esos tontos que se la pasan comparando a Dina Boluarte y a Alberto Fujimori con Maduro. Hay falacias que son desfachatadas, al margen de las responsabilidades que puedan tocar. Si Castillo seguía la línea de Cerrón antes que la de sus apetitos, hubiéramos entrado a un sistema infinito para varias generaciones que ya no conocerían la libertad.

El problema es que aún hay gente que piensa en extremistas peligrosos. La Corte Suprema tiene pendiente ver si el partido de Antauro Humala va o no va; pero siempre quedará el riesgo del votante bobo, alpinchista, irresponsable, patea tablero, que asume que su hígado está por encima de su cerebro y que el odio es el motor de la historia, sin reparar que podría ser también su sepultura o su prisión.

Si el socialismo mató más gente que el nazismo, ¿por qué nadie lo proscribe? La ideología que más pobres y muertes engendró, vive, inspira a algunos y postula a la presidencia. Los socialistas llaman “fascistas” a todos los que se le oponen, pese a su similitud. Ningún liberal es fascista, sino todo lo contrario, y es hora de que Perú Libre y todo partido totalitario encuentre su némesis, su enemigo de por vida, su persecutor de prédicas y de luchas ideológicas.

Nada ha dañado más la política, la cultura, la economía y la filosofía, que el socialismo. Combatirlo no es de conservadores, es de liberales, su antinomia más clara. El momento es ahora, podría ser que nos toque un Castro o un Maduro. Y de eso no se vuelve por las vías de las marchas pacíficas y las antorchas.

Raúl Mendoza Cánepa
05 de agosto del 2024

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