Javier Agreda
Meridiano de sangre
Reseña de la gran novela de Cormac McCarthy
Publicada en 1985, Meridiano de sangre es considerada por la crítica como la mejor de las once novelas escritas por Cormac McCarthy (Rhode Island, 1933) y una de las grandes obras de la narrativa norteamericana, según Harold Boom comparable con Moby Dick y Mientras agonizo. Estamos ante un western, ambientado a mediados del siglo XIX y en la frontera entonces imprecisa entre Estados Unidos y México, un territorio en el que la violencia y los crímenes llegan a extremos más propios del cine "gore" que de un clásico literario.
En este contexto se cuenta la vida de un personaje sin nombre (y al que todos llaman "el muchacho"), un vagabundo norteamericano que se enrola en el grupo de mercenarios comandado por el capitán Glanton. El grupo, integrado inicialmente por unas 20 personas, tiene como misión aniquilar indios y mexicanos, y la cumple de la manera más salvaje, arrasando pequeños poblados –dentro del territorio mexicano– en los que saquean, ultrajan y matan sin compasión, cortando cabezas, cabelleras y orejas de sus víctimas para llevarlas como pruebas de sus hazañas. Casi igual de crueles son algunos de sus enemigos, especialmente las hordas comanches, que por su aspecto y ferocidad parecen salidas de alguna pesadilla.
Lo peculiar es que este verdadero descenso al infierno –con mucho en común con el realizado en El corazón de la tinieblas– se presenta en una obra de innegable aliento épico y que remite a la gesta forjadora de la grandeza norteamericana: la expansión de las fronteras hacia el oeste y el sur. Como este proceso suele presentarse bajo la disyuntiva civilización-barbarie, Glanton y su gente resultarían representantes del orden y del bien. Esta paradoja es encarnada en el personaje de juez Holden, el segundo en el mando del grupo, hombre inteligente y con una vasta cultura humanística y científica, pero también un desalmado asesino y violador de niños.
Precisamente los enigmáticos monólogos de Holden, sobre temas como la verdad o la guerra, figuran entre los elementos literariamente más destacados, y hacen que Bloom considere este personaje "un villano digno de Shakespeare, yaguiano y demoníaco". Pero no menos logrados son los diálogos (breves y precisos), los minuciosos retratos o las poéticas descripciones del paisaje del desierto, que a veces llegan a abarcar varias páginas. En suma, Meridiano de sangre es una excelente novela y lectura imprescindible para los interesados en la narrativa norteamericana.
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