Juan Sheput

Los “niños” tienen nombre y apellido

Es necesario que se señale ya, con nombre y apellido, a los corruptos

Los “niños” tienen nombre y apellido
Juan Sheput
02 de septiembre del 2022


En su célebre libro
Sin palabras, Mark Thompson, a raíz de los pretextos que se utilizan para evitar hacer algún tipo de cambio, recordó que, según Aristóteles, Esopo salvó la vida de un corrupto de la isla de Samos convenciendo al jurado de que si lo condenaban ocuparían su lugar otros corruptos aún más avezados. No corramos el riesgo, decía, lo “por-venir” sería peor que lo actual. Y logró convencerlos contándoles la historia de una zorra que se negaba a sacudirse las garrapatas de su lomo, que ya se habían alimentado de su sangre, por miedo a cambiarlas por otros insectos que estuvieran hambrientos. Algo similar a lo que se dice en estos días, vendiendo el falso argumento de que si vamos a elecciones generales el cambio sería peor que el elenco político actual. Mejor es no hacer nada, dicen aquellos que quieren que todo se mantenga igual. 

Nada más equivocado. Los defensores del statu quo, a falta de argumentos concretos, tienden a recurrir a este tipo de supuestos. En un clásico a lo largo de la historia del mundo. El Congreso actual es un valor deteriorado, está maleado; algunos de sus integrantes tienen acusaciones graves en la Fiscalía y otros de sus miembros han demostrado un comportamiento totalmente entregado al investigado inquilino de Palacio. Con su actitud, el Congreso de la República se ha convertido literalmente en cómplice de Pedro Castillo. Dilatan las acusaciones constitucionales, la fiscalización que ejercen es solo para cumplir con las tribunas y las interpelaciones al presidente del Consejo de Ministros solo han servido para fortalecerlo. El Congreso no hace política, el Ejecutivo sí; de allí el incremento de la popularidad del gobierno. 

Es por eso necesario que se señale ya, con nombre y apellido, a los culpables de este deterioro y de la forma tan dañina como se viene desenvolviendo el Congreso de la República. Debemos dejar de llamar “niños” a los individuos que con sus actos han destruido la posibilidad de ejercer el control político y que son funcionales al gobierno. El anonimato beneficia a los corruptos. Hay que empezar a identificarlos, por sus nombres y apellidos. Y en paralelo, apoyar a la Fiscalía para que haga su trabajo.

Juan Sheput
02 de septiembre del 2022

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