Los amarillos y la Convención Constituyente

En fisiología aquella persona que presenta una piel de color amarillento como consecuencia de una pigmentación provocada por el aumento de la bilirrubina –una degradación de la hemoglobina de los glóbulos rojos reciclados, un síntoma de que el hígado funciona mal– es denominada ictérica. Se trata de un cuadro inflamatorio producido por la hepatitis, en que los órganos, los tejidos y la dermis se ponen amarillos después que la sangre roja comienza a perder su color distintivo.

A los chilenos les está subiendo la bilirrubina 

En Chile a un vasto sector de la ciudadanía le está subiendo la bilirrubina, como en la bachata del cantautor dominicano Juan Luis Guerra. La aseveración parece un tanto exagerada; pero también a los peruanos, a los argentinos, a los venezolanos y a los cubanos, les ocurre lo mismo. No es un síndrome exclusivo del cono sur de América Latina. 

En el caso chileno las explicaciones sobreabundan y se han expuesto en artículos anteriores. Sin embargo, hay una que por su trascendencia concentra la atención: la inmensa presión que se sigue acumulando en esa olla de grillos conocida como Convención Constituyente (CC). Algo semejante avizoró José ‘Pepe’ Mujica cuando habló de “bolsa de gatos”. Su inquietud era que se quisiera resolver todas las penurias mediante una Constitución  (agencia EFE, 9 de julio de 2021)

“Chalados ha habido siempre en el mundo; el problema es que esos chalados hagan constituciones”, ha declarado a su vez el filósofo español Fernando Savater (Emol.com, 1 de abril de 2022). Hasta la madre de Gabriel Boric se ha referido al tema, manifestando su desilusión con el proceso: “Pensé que todas las personas (constituyentes) que estaban en la papeleta eran personas capacitadas para hacer ese megatrabajo” (CNN-Chile, 12 de abril de 2022).

Amarillos extracorpóreos en acción     

Concentrémonos entonces en la analogía simbólica de este inquietante cuadro patológico y sus efectos sobre el cuerpo social. Al extremo que si esta singular secreción de bilirrubina tóxica proveniente de un proceso constituyente afiebrado y distorsionador no es detenida a tiempo, podría poner en verdadero peligro la paz y la estabilidad de las instituciones del país sureño. 

La reacción adversa al trabajo sesgado y deficiente de la mayoría de los miembros de la Convención Constituyente chilena ha comenzado a expresarse cada día con mayor intensidad ciudadana. Una muestra de ello son las encuestas que indican un crecimiento de la opción rechazo a tres meses y días del plebiscito de salida que se efectuará el 4 de septiembre de este año. 

Entre las expresiones de descontento sobresale la de un importante grupo de intelectuales, académicos independientes, dirigentes sociales y políticos de centro y centro-izquierda pertenecientes a la ex-Concertación que, convocados por el escritor Cristián Warnken, han decidido autorreconocerse como “los Amarillos”. A juicio de Warnken dadas las últimas noticias que llegan de la Convención Constituyente, “es prudente y necesario decretar un estado de alerta amarilla. Alerta democrática y republicana. Alerta en su grado máximo” (Carta, radio Pauta, 5 de febrero de 2022). 

Algunos han cuestionado la identificación con este color primario tradicional que en el mundo del viejo sindicalismo tiene mala reputación hasta hoy, aunque las protestas sociales contra el gobierno de Macron en la Francia libertaria (noviembre de 2018), fueron conducidas por ciudadanos cubiertos con “chalecos amarillos”. Se dice que es el color del sol, del oro, del maíz, del Vaticano. Pero también hay versiones que lo desaprueban y rechazan. Una muestra es la sensacionalista y escabrosa prensa amarilla. 

Cómo evitar el callejón de la dinámica suicida

Al irrumpir los amarillos proclamaron en su Manifiesto: “Estamos para apoyar toda iniciativa que vaya en la dirección del equilibrio, la mesura, el sentido común, el respeto irrestricto de la Democracia (sin apellidos), del Estado de Derecho, la libertad y también la promoción de los derechos sociales, reformando y mejorando tanto el mercado como el Estado. “Estamos preocupados, encendemos las alarmas y encenderlas no significa ser catastrofistas. Una catástrofe sería llegar a un texto impresentable al final de la discusión o no tener ningún texto que presentar” (La Tercera, 22 de febrero de 2022).

Como dijera Jorge G. Castañeda –ex ministro de Relaciones Exteriores de México– el objetivo principal debía ser evitar que la mencionada Constituyente pudiera encontrarse en una “dinámica suicida”, aunque es notorio y evidente que ingresó a ésta y ya es muy tarde para revertir los pasos hacia el abismo. (CNN en español, 19 de abril de 2022)

Signos de peligro

En la señalética de tránsito el color amarillo es el que advierte a todos: !atención!, ¡peligro inminente!, ¡rojo a la vista! De ahí que una de las observaciones críticas importantes que se han formulado al accionar de ‘los amarillos’ –en plena etapa final del afiebrado proceso constituyente chileno–, es aquella que alude a su extraño e incomprensible comportamiento colectivo timorato y tenue, casi ambiguo. En definitiva el mayor desafío de quienes continúan firmes e íntegros ante la avalancha –pues no están dispuestos a ceder en sus posiciones– es colaborar para que los amarillos no se degraden, no se tornen ‘amarillento-rojizos’, y no terminen barridos por los vientos de la historia como si se tratara de hojas resecas en otoño sombrío o de estériles avispones desprovistos de alas y aguijón.