Guillermo De Vivanco
La trampa identitaria
El violento ideario nacionalista de Antauro Humala
¿Es realmente la democracia tan boba como para delegar el futuro de una sociedad por el voto mayoritario? ¿Acaso las mayorías tienen la capacidad de discernimiento necesario para distinguir la demagogia y el populismo del razonamiento y de la realidad? Aparentemente en el Perú no, ya que cinco millones de peruanos votaron por el peor candidato de la historia republicana, un sujeto que nunca en su vida generó riqueza y que, una vez elegido, copó el poder con prebendas y delincuentes. Las instituciones llamadas a equilibrar el poder, ya sea desde el Congreso o desde el sistema judicial, fueron presa fácil de la codicia y la trapacería. Los abogados interpretaron la ley a la conveniencia del poder y la prensa servil desnudó su catadura moral, convirtiéndose en portavoces de agitadores que promovieron la desunión, satanizaron el capitalismo y la propiedad privada y alentaron la confrontación social. Lo único que nos salvó fue la incompetencia de Castillo, que dio un golpe de Estado sin ningún respaldo militar ni político.
Hoy nuevamente se cierne sobre el futuro la amenaza totalitaria de un asesino convicto y confeso. A una lid democrática no se puede invitar a sujetos que no creen en la democracia, sino que hacen uso de ella para llegar al poder. Antauro Humala está habilitado para participar en el próximo proceso electoral; lo consolida un comunista defensor de terroristas que ya validó anteriormente la plancha incompleta del delincuente Castillo. Jorge Salas Arena está descalificado para ser la máxima autoridad electoral en la próxima elección. El programa de Antauro es senderismo puro, con amenazas de fusilamiento y expropiaciones de la propiedad privada. ¿Cuándo es el momento de combatirlo? ¿Acaso cuando el proceso esté consumado? ¿O ahora, destituyendo a su patrón y proscribiendo un partido evidentemente anti democrático?
El ideario nacionalista de Antauro Humala es la guerra, el flagelo identitario que la izquierda resucitó, la derrota del individuo frente al colectivismo. Como bien dice Cayetana Álvarez de Toledo: “El separatismo ha enfrentado a las mujeres con los hombres, a los homosexuales con los heterosexuales, y hasta a las feministas nuevas con las viejas. A ello se suman un falso indigenismo, que ataca la propiedad privada y justifica la violencia con argumentos que habrían sonado reaccionarios ya en tiempos coloniales; y el revanchismo racial, que juzga el pasado con los criterios del presente. Este es el punto exacto en el que nos encontramos: entre la trivialización y la tiranía. Lloriqueando, mirándonos el ombligo, riñendo entre nosotros, perdiendo el tiempo y la fuerza, cuando deberíamos estar librando la batalla cultural. La batalla en defensa del orden liberal”.
El progresismo y la corrupción han hecho metástasis. Hay que extirpar del Estado toda herencia socialista de las anteriores administraciones, que coparon el Estado y lo sobrerregularon. También hay que eliminar todas las barreras burocráticas que impiden la inversión privada; y destituir a la poderosa JNJ, responsable del nombramiento de tanto abogado corrupto parasitando en fiscalías, juzgados y entes electorales. La impunidad es la mayor motivación para la corrupción. Aprendamos de nuestros errores, ¡el momento es ahora!
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