Eduardo Zapata
La PCM como “franquicia”
¿Es correcto que la señora Ana Jara diga MIS ministros?
Todos sabemos que una franquicia supone que el dueño de la marca establece condiciones estrictas al que adhiere a la franquicia y que éste -en verdad- es una suerte de administrador de un nombre ajeno y de agendas/ metodologías de trabajo también ajenas. Rentable, seguramente lo es, pero la creatividad e iniciativas personales deben ponerse entre paréntesis. De alguna manera, enajenamos nuestra libertad en una apuesta por la rentabilidad.
El cargo de Presidente del Consejo de Ministros en el Perú –ha quedado confirmado recientemente- es una franquicia que la Primera Dama accede a otorgar a escrupulosos y obedientes seguidores de las reglas de su dominio. Incluida la resolución de la franquicia a la menor desviación de lo establecido por la matriz.
Tratemos de reconstruir esto a la luz de recientes acontecimientos. La señora Jara habló –antes del voto de confianza- que no estaba dispuesta a entregar la cabeza de alguno de los Ministros de SU equipo a cambio de la confianza.
Sabemos, sin embargo, que ella no nombró un solo Ministro. De modo que el equipo venía de la casa matriz. Y sabemos también que el uso del adjetivo posesivo antecediendo a la palabra equipo (SU equipo) no era entonces una verdad gramatical, ni menos una verdad política.
Porque –lo recordamos- el uso de demarcadores posesivos para referirse a los Ministros es privilegio de la Primera Dama. Ella sí habla de “mis” ministras o –por extrapolación- puede hablar de “su” equipo. De donde los adjetivos posesivos son regla inmodificable de la franquiciante.
Gramaticalmente, hay una diferencia fundamental entre un artículo determinado (el/los…) y un posesivo (mis/su/sus…), lo sabemos; entre decir “mis ministros” y “los ministros”. Lo primero alude a pertenencia y dependencia. Lo segundo –el artículo determinado- subraya cierta distancia e independencia.
Supuestamente un ´técnico´ es convocado a un Gabinete por un profesionalismo que asegura independencia en la toma de decisiones. Decisiones, por tanto, profesionales.
Pero ya habíamos tenido ejemplos previos de que esto de los técnicos independientes no era así. Refiriéndose a una supuestamente eficientísima técnica, ya la Primera Dama se había preguntado “¿Dónde está mi Ministra?”. Lo mismo hizo con otras dos Ministras también reconocidas como ´técnicas´. Las abdujo bajo su poder como “mis Ministras”.
El uso del lenguaje suele ser revelador del punto de vista de quien lo usa. Pero también de quien lo acepta como receptor. De donde se colige que por más esfuerzos que se hagan por subrayar el carácter técnico del Gabinete –no lo discuto en algunos casos- no cabe sino recordar un viejo debate electoral. Aquel entre Grieve –quien era considerado un gran experto en la OEA- y Bedoya, cuando ambos aspiraban a la Alcaldía de Lima, en 1966. Ante los esfuerzos de Grieve por mostrar su independencia y sus conocimientos, Bedoya Reyes espetó: “Los técnicos se alquilan”. Podríamos añadir nosotros que muchos “intelectuales” lo hacen con cargo a consultorías.
El cargo de presidente del Consejo de Ministros en este Gobierno es una franquicia. Y –a la luz de resultados económicos y sociales- las aplaudidas supuestas sagacidad, inteligencia y preparación de la Primera Dama de la Nación no resultan siendo tales. Con el agravante de que quienes aplauden o silencian el hecho, poco favor le hacen a la institucionalidad y gobernabilidad democráticas que tanto se reclama.
Por Eduardo E. Zapata Saldaña
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