Martín Taype
La movilidad social en el Perú
Según un reporte del World Economic Forum
Encontrándonos en un entorno incierto y cambiante en el ámbito económico y geopolítico, y golpeado fuertemente por la epidemia del Coronavirus Covid 19, las organizaciones deben adaptarse a los cambios. Para hacerlo exitosamente deben contar con un clima de negocios que les permita desarrollarse, invertir y fomentar la investigación y el desarrollo de nuevos productos o servicios, a efectos de ser más competitivos en el mercado y ser cada vez más eficientes y eficaces. Sin embargo, uno de los grandes problemas que enfrentan las organizaciones en el mundo son las acciones que toman los gobiernos de los países en materias de política económica y de gestión, dado que estas afectan el clima de negocios. Para analizar este tema voy a tomar como ejemplo el caso peruano, basado en el Reporte de Movilidad Social Global 2020 del WEF (World Economic Forum).
Recientemente en el Semanario N° 1018 de Comex Perú, publicado el pasado 7 de febrero en su página web www.comexperu.org.pe, se difundieron los resultados del Reporte de Movilidad Social Global 2020 del WEF, en el cual el Perú aparece en el puesto 66 de 82 economías a nivel mundial; es decir, en el tercio inferior. La movilidad social es un concepto multidimensional que abarca elementos como el nivel de ingresos, el trabajo digno y el acceso a la salud y la educación de una persona o familia, así como sus capacidades para modificar dichos elementos entre generaciones o dentro de una misma generación.
El índice elaborado por el WEF consiste en 10 pilares, de los cuales nuestro mejor desempeño está en Oportunidades Laborales (puesto 45), Acceso a la Educación (47) y Salud (56); mientras que los pilares de Acceso a la Tecnología (70), Calidad y Equidad en la Educación (72) y Condiciones Laborales (76) reducen nuestro puntaje promedio.
En cuanto a nuestros pilares de peor desempeño, no es ninguna novedad que el Perú se encuentra fuertemente atrasado en el Acceso a la Tecnología. Algunos de nuestros peores indicadores son la baja cobertura de la red 3G (73.9% de la población), así como de la red eléctrica en zonas rurales (83.7%), en los cuales nos ubicamos en los puestos 81 y 74, respectivamente. Adicionalmente, el problema sería más grave que lo estimado por el WEF, ya que, según los últimos datos publicados por el INEI, solo el 82.2% de la población rural tiene acceso a energía eléctrica por red pública y el 59.8% tiene acceso a Internet en general.
Si bien Acceso a la Educación está entre nuestros mejores pilares, la Calidad y Equidad de dicha educación es uno de los peores. Según el WEF, el 53.7% de los niños están por debajo del nivel promedio de competencias establecido por la Unesco. El resultado es incluso peor al comparar los resultados de nuestros estudiantes en exámenes internacionales; como en la prueba PISA, en la que, en promedio, nos ubicamos en el puesto 65 de las economías analizadas por el WEF. Además, la segregación social en el sistema educativo peruano también destaca como uno de sus puntos débiles (puesto 62), lo que afecta negativamente las oportunidades de éxito de los niños con menos recursos.
Finalmente, nuestro peor pilar en el reporte es Condiciones Laborales. A pesar de tener una buena posición en el indicador de derechos laborales (41), el desempeño de nuestra economía deja mucho que desear en las categorías de meritocracia (67) y la cooperación entre empleador y empleado (70), las cuales miden qué tan relacionada está la paga con la productividad del trabajador y qué tan conflictiva es la relación entre empleadores y trabajadores, respectivamente. Esto se debe a la persistencia de una cultura laboral marcada por la informalidad y la desconfianza entre las partes.
En base al citado Reporte podemos concluir que hay mucho por hacer. La infraestructura eléctrica y de telecomunicaciones deben ser una prioridad, como también la calidad de nuestro sistema educativo y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores donde la meritocracia y la gestión participativa sean los pilares en las relaciones laborales. ¡No podemos quedarnos rezagados!
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