Giancarlo Peralta
La democracia cerronista
Perú Libre no cumple con los requisitos de la democracia
El jurista austriaco Hans Kelsen explicaba que una norma fundamental debe cumplir con el supuesto válido de eficacia, basado en la correspondencia entre el ordenamiento jurídico prescrito (las leyes) y la realidad social donde se prescribe dicha normativa. Ese supuesto, en el caso de la democracia peruana se torna más precario porque la organización del cerronismo, que emplea el membrete de Perú Libre, desea imponer una dictadura en función a la captura del Estado, a través del gobierno que preside Pedro Castillo.
El cerronismo desprecia la democracia liberal, y lo demuestra mediante la reiteración de las siguientes negaciones: 1) La negación de que Perú Libre logró imponerse a su contendor, Fuerza Popular, por una precaria y ciertamente cuestionada mayoría; 2) La negación de que la minoría también es parte de la ciudadanía; por consiguiente, los organismos del Estado también representan a los perdedores y no solo a los que fueron acreditados para hacerse cargo del gobierno por parte de los organismos del sistema electoral; 3) La negación de que la institucionalidad democrática se ve fortalecida con la existencia de un Poder Legislativo que, siendo opositor al Ejecutivo, no ha censurado ninguno de los gabinetes nombrados por el profesor Pedro Castillo ni le han negado al aprobación al presupuesto general de la república que presentaron en su oportunidad.
En consecuencia, ¿cuál es el obstruccionismo del que acusan a la oposición? A diferencia del Poder Ejecutivo, donde se supone debe existir cierta unicidad de criterio; aunque Perú Libre acuse de derechización al gobierno cada vez que Pedro Castillo decide escuchar los consejos de la ciudadanía, quienes le piden liberarse del cerronismo que ha agudizado la crisis política, económica y social que sufre el poblador.
En cambio, los países democráticos cuentan con congresos disímiles a los Ejecutivos por el simple hecho de que la democracia implica –en sí misma– pluralismo, el respeto por la contraparte y la necesidad del debate alturado y respetuoso dentro del marco de la Constitución que se jura respetar. Ocurre todo lo contrario cuando el cerronismo pretende imponer una asamblea constituyente no prevista en la Carta Magna, lo que evidencia que Perú Libre nunca tuvo la intención de respetar el espacio democrático, y que solo lo ha usado para implosionarlo desde dentro.
Subsecuentemente, cabe preguntarse si Perú Libre es verdaderamente un partido democrático. Las evidencias –a la fecha– demuestran que no cumple con los supuestos de la democracia. Como se acostumbra decir, para muestra un botón: espacios públicos como la Plaza de Armas se ha convertido –en la práctica– en un lugar al cual no se tiene acceso por estar ocupado de manera abusiva y prepotente por disposición del poder de turno.
¿Razones de seguridad? ¿Cómo? ¿No era que Perú Libre cuenta con un amplio respaldo popular y que la ciudadanía le exige el cierre del Congreso cada vez que organizan consejos de ministros descentralizados )sin agenda y sin actas que revelen si efectivamente se ha registrado los compromisos asumidos con el pueblo)?
Lo cierto es que –cada vez más– se evidencia el talante autoritario y poco democrático de Perú Libre, liderado por la cúpula del cerronismo.
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