Gustavo Rodríguez García
Julio Guzmán en el lado oscuro
El candidato que se presentó como “outsider” y acabó de “insider”
Sorprende que el candidato a la presidencia Julio Guzmán haya estudiado economía, a juzgar por sus impresionantes decisiones. Según se ha reportado, el señor Guzmán es partidario de un incremento del salario mínimo aunque sea elemental que un economista conozca los efectos negativos que tiene un incremento del salario en la disponibilidad de empleo y, en particular, en el acceso al empleo de jóvenes y personas de bajos recursos económicos. Un economista mínimamente estudiado debería saber que el salario debe depender de la productividad del trabajador y no de la decisión arbitraria de un burócrata.
Reconozco que se trata de un tema sensible y en el que una gran mayoría de personas tiene la inclinación –obvia y no reprochable- de saludar este tipo de anuncios dado que se trata de la plata que nos llega al bolsillo. Incluso usted que me está leyendo podría tener la tentación de rechazar mi crítica dado que es “justo” que se nos suba el sueldo o porque “llegó la hora” de acabar con los “abusos”. Elija la frase panfletaria que elija, la verdad sigue siendo una: por más romántica que suene una idea, eso no la convierte en una idea técnicamente viable.
Ese es precisamente el punto de partida para los problemas: quienes buscamos ser representados por una persona con solvencia técnica no queremos que sea presidente quien no tiene problema alguno en hacer anuncios para la tribuna. Lo que resulta deseable es que tengamos un presidente que no tiene miedo de decirle a la gente que, por más bonito que suene algo, eso no se puede hacer. Debo admitir que por un momento –breve- pensé que Julio Guzmán era esa persona… casi la esperanza. Hoy tengo claro que me equivoqué.
Y tengo claro que me equivoqué porque el señor Guzmán ha anunciado la incorporación de Daniel Mora a su equipo. Como todos saben, el señor Mora es el artífice de la Ley Universitaria, ese nefasto ejercicio legislativo que muchos apoyan sobre la base de la creencia infundada de que permitirá mejorar la calidad educativa en el Perú. Esa Ley establece disposiciones que exigen que un profesor de pregrado cuente, por ejemplo, con grado de magíster, como si el grado de magister hiciera que un profesional sepa más o, peor aún, como si ese grado asegurara que un profesional sea mejor docente.
La Ley establece que un profesional que tiene más de 70 años no puede ser docente salvo que sea docente extraordinario. Un decano tendría que tener el grado de doctor lo cual tampoco se explica. Y, regresando al tema de la maestría, un profesional en derecho con un grado de la Universidad de Yale no contaría con una maestría “válida” en nuestro país. Ese despropósito –zafarrancho, diría mejor- fue gestado y defendido por Mora, el flamante aliado de Julio Guzmán.
Para utilizar una metáfora, ahora que Star Wars está de moda, Julio Guzmán es como el Anakin Skywalker de nuestros tiempos. Parecía ser el elegido… pero sus recientes decisiones nos lo muestran como el candidato que, seducido por el lado oscuro de la fuerza (el populismo), se convierte en el candidato de siempre, en el insider que se disfraza de outsider. El que toma decisiones por conveniencia y renuncia a la difícil tarea de decirle que no a la gente aunque duela y aunque le cueste la elección. Su alianza con Mora es determinante y cierra –con triple candado- cualquier posibilidad pasada y fugaz de votar por él. Así actúa el lado oscuro de la fuerza.
Por: Gustavo Rodriguez García
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