Javier Agreda
Interestelar y la ciencia ficción
Un género literario considerado injustamente menor en la literatura
La reciente reedición de Lima de aquí a cien años (San Marcos, 2014), de Julián Manuel del Portillo (1818-1862), publicada originalmente en 1843 y considerada la “primera novela peruana”, demuestra la ya larga vigencia de la ciencia ficción como género narrativo y también el interés que siempre ha despertado entre el público masivo (se publicó “por entregas”, en el diario El Comercio). Acaso debido a esa popularidad, dentro de la literatura la ciencia ficción ha sido considerada un género menor; una injusticia, como lo han podido comprobar los lectores de novelas como La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares.
Las grandes posibilidades de la ciencia ficción han sido muy bien aprovechadas por el cine, el arte narrativo más propio de nuestro tiempo, que ha convertido a algunas de estas novelas, no muy apreciadas por la crítica, en obras maestras presentes en el imaginario popular en todo el mundo: 2001: Odisea del espacio (1968), Solaris (1972), Blade runner (1982), etc. La más reciente de estas películas es Interestelar (2014), del director inglés Christopher Nolan (Londres, 1970), que si bien no se basa en una novela preexistente, recoge muchos de los temas y tópicos propios de este género narrativo.
Interestelar nos lleva a un futuro próximo y sutilmente apocalíptico, en el que la constante presencia del polvo es la única señal del deterioro de la atmósfera de nuestro planeta; algo que lo hará inhabitable en un muy corto plazo, de apenas una generación. Ante este problema, un grupo de científicos está trabajando en la búsqueda de otros planetas a los cuales pueda trasladarse la raza humana, ya sea mudando a los sobrevivientes de la Tierra (plan A) o iniciando allá una nueva “humanidad” (plan B). Y en ese propósito, los científicos descubren que están siendo ayudados por fuerzas extrañas (aparentemente alguna civilización extraterrestre) que generan “atajos espaciales” (los llamados “agujeros de gusanos”) que nos permitirían llegar a esos destinos con la tecnología de que disponemos.
Los protagonistas de esta aventura épica, deben enfrentar los problemas y peligros de una travesía estelar (que proporciona una serie de imágenes inolvidables), pero también decidir entre sus afectos personales y su responsabilidad con la humanidad en general. Esto se ve claramente en el caso del piloto Joseph Cooper (interpretado por Matthew McConaughey), quien para asumir esta misión tiene que alejarse definitivamente de su familia, sus adolescentes hijos Tom y Murphy. Buena parte de la película se desarrolla en su hogar, graficando el entrañable vínculo del padre y los hijos; y la escena más intensa de la película es aquella en que Cooper, tras muchos años en su travesía espacial, puede finalmente ver los videos que sus hijos le han estado enviando desde la Tierra, en los que puede comprobar sus cambios a través de los años.
Precisamente el conflicto entre los intereses personales y el futuro de la humanidad, se convierte en el elemento principal de la trama de Interestelar, desde la traición del doctor Mann (Mat Damon) hasta la peculiar salvación de la humanidad, que se logra gracias al gran amor que Cooper tiene por su hija. Y con ello volvemos a la literatura, pues conflictos similares han tenido que enfrentar los héroes de las más importantes tragedias y epopeyas de todos los tiempos.
Por Javier Ágreda
(05 - dic - 2014)
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