Mar Mounier
“Homófobo”, ¡cállate!
Sobre la intolerancia y la discriminación positiva en el debate del proyecto de unión civil.
El postmodernismo nos ha infestado de “políticamente correctos”: lumbreras sectarias y autodenominados “moralmente superiores” que clasifican, encasillan y etiquetan a quienes no comparten sus posiciones. Dentro de estos, está el grueso del movimiento gay que ha llevado el debate sobre el proyecto de la “Unión Civil” a límites caricaturescos. Y es que exigen que “estés de su lado” o te “agarran a las patadas” (según declaraciones en Twitter del polichinela que los representa en el MHOL-Perú). Así por ejemplo, si Zutano o Mengano se pronuncia en contra del proyecto es automáticamente catalogado de “homófobo”. ¡Brillantes! Bien. Vamos por partes y cucharadas. Que uno rechace la legalización del matrimonio homosexual no significa el rechazo al homosexual. Que no se esté de acuerdo con una circunstancia no significa que se repudie a la persona que está detrás de ella. Esto es como pretender que si alguien discrepa de los islamistas debe ser acusado de odio y discriminación contra todo el que practique la religión islámica. Asimismo, quien “defiende” la propuesta pro Unión Civil acusando al contrario de “homófobo”, “retrógrado”, “cavernario”, “dinosaurio”, “medieval” u “odiar a los homosexuales” incurre en la falacia ad hominem y traslada el punto del debate “desde” la idea “hacia” la persona a la que se califica. Para ser exactos, NO se responde a un argumento con otro argumento sino con un rótulo o etiqueta. NO se exponen razones que sustenten la posición, solo se invalida a quien rebate. ¿No es ésta una actitud bastante contradictoria si vemos que quienes la asumen son racionalistas “moralmente superiores” que pontifican sobre “tolerancia” y dicen que están en contra de “todo tipo de discriminación y etiquetas”?
Lo curioso es que estos Ad ephesios defienden su posición apelando a la palabra “discriminación” cuando su relativismo moral los hace caer en la misma actitud que condenan. ¿O es que no se percataron aún que incurren en “discriminación positiva”?, también conocida como “discriminación inversa”. Ésta es tan o más negativa que la que se atribuye a otros. Y es que se intenta diferenciar al grupo que representan, se le estandariza, homogeniza, victimiza e implícitamente se le rebaja a un nivel inferior, todo para buscar un privilegio. Al final no hacen nada más que reforzar el prejuicio que los homosexuales “son diferentes”. ¿No que todos somos “iguales” y tenemos los mismos derechos”? ¿Por qué como grupo se busca que accedan a ciertos privilegios? ¿Y la defensa de la igualdad? Aclarense: ¿Todos somos iguales o cuando conviene no lo somos?
Como caso de discriminación negativa sobran ejemplos. Como se expone en el preámbulo, la opinión o información se convierte en válida/inválida dependiendo del ponente. Pero no sólo eso. ¿Se toma acaso en cuenta las opiniones de otros homosexuales? Ejemplo, ayer nomás, los Gabanna declararon que están en contra de la adopción homosexual. Obviamente recibieron un ad infinitum de insultos habidos y por haber y, por ende, inmediatamente fueron descartados de la “cofradía”. Elton John amenazó con boicotear a Dolce y Gabbana. Como vemos, la pelea no es de actores racionales sino de fanáticos metafísicos. Al igual que los Gabanna, hay homosexuales que se sienten igual de discriminados y abochornados, y que este grupo de radicales y extremistas no los representa.
Sine ira et studio. En el Congreso el debate ha sido propuesto y defendido con postulados que dejan mucho que desear, por ambos bandos. Desde recurrir a la religión, hasta tergiversar información histórica (leí que Techito había asegurado que Aristóteles fue gay ¡El filósofo debe haberse revolcado en su tumba! Recomiendo urgente que se desconfundan leyendo “Diálogos” de Platón -El Banquete y/o República-. Y es que el dogma del igualitarismo es tan obsoleto como el dogma del Abscedo turpis Diabolus pario. “Padres de la patria” ¡más respeto, por favor!. Y finalmente a los medios totalmente parcializados, como el El Comercio, hay que reconocer que están en su derecho de tomar posición abiertamente a favor de la Unión Civil, pero no se arrogue una objetividad y pluralidad que no practica. Manipulando a la opinión pública no van a “convertir” a ese grueso de 70% de peruanos en contra. Una cosa es ser dueño de un medio de comunicación y otra, muy distinta, ser dueño de la VERDAD.
Mar Mounier (El Hígado de Marita)
16 - Mar - 2015
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