Hay que rendir cuentas

La región más afectada del mundo en esta pandemia es la Lombardía, en Italia. Allí viven aproximadamente diez millones de personas, tienen alrededor de 90,000 infectados, y 24 de cada 100 personas pertenecen al grupo más vulnerable, el de los mayores de 65 años. Una ratio solo superada por Tokio (Japón) donde 29 de cada 100 pobladores están en ese rango de edad. En Lima también somos aprox diez millones de personas y tenemos más de 122,000 infectados; pero solo ocho de cada 100 son parte del grupo más vulnerable (mayores de 65), porque somos una sociedad joven dentro del promedio mundial. 

En Lombardía están registrados los fallecidos; en Lima parece que los restaran o que a nadie le importa contarlos adecuadamente. ¿Dudan de esto? Bueno no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y es más ciego aún aquel que no quiere reflexionar sobre el hambre y precariedad de sus vecinos de los cerros, y todo lo explica con el polémico concepto de la “informalidad”. Cuando termine el encierro y el bozal, vayan y pregunten allá arriba, en los cerros pelados de la capital, ¿dónde están enterrando a sus muertos?.

En Italia los jueces ya interrogan al jefe de Gobierno por la gestión de la crisis, y la juez Rota ha abierto una investigación por “epidemia culposa”. El grupo Nosotros Denunciaremos, creado por Luca Fusco y su hijo Stefano, quienes perdieron familiares por este virus, ya tiene 57,000 seguidores en Facebook. Su objetivo es conocer la verdad, y ya ha presentado 50 denuncias en la Fiscalía de Bérgamo.

Pedro Sánchez, el primer ministro de España –un típico político desfasado, indolente y con una total falta de liderazgo– ya ha sido denunciado ante la Corte Penal Internacional. Como dijo Otto Von Bismarck en el siglo XIX: “Lo increíble de España es que con una clase política tan inepta todavía exista como país”. Qué lejos han estado siempre los políticos de los Tercios españoles, gente de honor y fortaleza siempre al servicio de la amada y verdadera España, antes guerreros hoy Sanitarios. 

Y en todo esto ¿qué camino espera a las autoridades en el Perú, que mienten sobre la situación de la epidemia, que hacen pruebas inadecuadas para el diagnóstico desde hace tres meses (soltando falsos negativos a la calle) y que no proveen de mascarillas a la población que tiene que salir a ganarse el pan de cada día? 

Veremos si esos abogados siempre tan preocupados por los DD.HH. cumplen también ahora vigilantes y atentos.