Juan Carlos Valdivia

Hay que reformar los partidos

Crisis de la representación política en el Perú

Hay que reformar los partidos
Juan Carlos Valdivia
11 de septiembre del 2018

 

A menos de un mes de los comicios, la ausencia de interés por las elecciones municipales en Lima es la mayor muestra del rechazo a los políticos por parte de los ciudadanos de la capital. Peor aún, quienes han logrado despuntarse son aquellos que menor capacidad han demostrado y cuyos planes son los más limitados.

Las perspectivas para la ciudad no son las mejores. El ciudadano consultado por las encuestas opta por candidatos que no explican sus propuestas, o que buscan elementos para coincidir con la desazón generalizada: se enfrentan a la migración venezolana o piden cerrar el Congreso.

Es un proceso que muestra la crisis de la representación política. No hay partidos. Los tres primeros candidatos responden a alianzas de última hora, las llamadas franquicias; y hasta hay uno que se ha apropiado del partido Cambio 90, partido que llevara a la presidencia a Alberto Fujimori. Es en estas elecciones en las que resulta más notorio cómo los candidatos van saltando de franquicia en franquicia. Acción Popular, el PPC y el Apra son algunos de los pocos partidos que mantienen una relación con su militancia.

Es tal la situación, que los representantes de los partidos en el poder —Peruanos por el Kambio y Fuerza Popular— que son candidatos a la Municipalidad de Lima aparecen en los últimos lugares de las encuestas, con participaciones minúsculas que no les dan ninguna opción. Y eso es lo que hay que resolver: fortalecer los partidos, castigar las franquicias e incrementar las exigencias a la vida partidaria. El Estado está gastando plata en financiar partidos, pero en esta primera elección no se ve los resultados. De los partidos que tienen representación en el parlamento, solo Acción Popular y Alianza para el Progreso han hecho un verdadero esfuerzo de presencia nacional. Veremos cómo les va en las elecciones.

Hoy la política es víctima de sus propios errores. Se ha cedido a una supuesta democratización que solo ha relajado la vida partidaria. Ya no importan las ideologías, sino la simpatía de los candidatos. Y los partidos ni siquiera tienen una misma identidad en su publicidad. Cada quien hace lo que quiere o lo que puede. De qué servirá contar con dos cámaras en el parlamento, o que los congresistas no se reelijan, si no vamos a tener partidos y seguiremos promoviendo las franquicias electorales. Esa es la verdadera reforma que debió plantear el presidente Vizcarra. Pero, no hay que olvidarlo, él es un presidente sin partido.

 

Juan Carlos Valdivia
11 de septiembre del 2018

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