Alan Salinas

¿Hacia dónde va la vida política peruana?

Debemos emprender una campaña por la gobernabilidad

¿Hacia dónde va la vida política peruana?
Alan Salinas
20 de febrero del 2019

 

Desde que el Perú salió del Gobierno autoritario fujimorista, se ha impulsado la creación de instituciones que den vida democrática al país, como —por ejemplo— las elecciones regionales (que no se realizaban desde los noventa) y la ley de partidos políticos (con algunos cambios, falta aún otros, como una real democracia interna). Hasta allí todo bien, pero a medida que va pasando el tiempo se percibe que los impulsos dados en materia de partidos políticos no han sido recibidos democráticamente por algunos actores políticos (los vinculados a Perú Posible y el Partido Nacionalista ) y por algunos sectores estatales (léase el Ministerio Público).

¿Por qué sostengo esto? Porque, a raíz de los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht, se ha judicializado la política en el país. Si bien los partidos políticos están desacreditados (un fenómeno que no es reciente y que viene desde los años noventa), no es posible que desde el Ministerio Público se trate de desacreditar aún más a las organizaciones políticas existentes, tratándolas como asociaciones para el crimen organizado (como ha sucedido en los casos de Fuerza Popular y el Apra).

Es cierto que están comprobados los sobornos recibidos por Alejandro Toledo (de Perú Posible) y Ollanta Humala (del Partido Nacionalista), pero eso no implica —sin prueba alguna— que Fuerza Popular y el Apra también estén involucrados en esos delitos. No hay pruebas, solo especulaciones. La Fiscalía no puede sostener (en base a cómo funcionan las organizaciones criminales) investigaciones que en su momento ya fueron resueltas judicialmente (tanto nacional como internacionalmente, en el caso García).

Desde los partidos políticos y desde la opinión pública se debería emprender una campaña por la gobernabilidad. En nuestra adolescente democracia (17 años de vida), no podemos seguir permitiendo que, en nombre de una supuesta investigación, se siga teniendo una pésima imagen de la justicia y de los partidos políticos.

Fomentemos el diálogo, más no lo odios, que tanto daño han hecho siempre al país. Fomentemos la prudencia, más no el espectáculo. Y fomentemos una comunidad política (vale decir, la idea de adversario y no de enemigo), que hasta la fecha no se ha logrado conformar. Solo así podremos evitar —en ciertos actores políticos antisistema y militares— la tentación autoritaria.

 

Alan Salinas
20 de febrero del 2019

COMENTARIOS