Marco Sipán

Goyo vuelve al tablero

Goyo vuelve al tablero
Marco Sipán
04 de agosto del 2016

Se avizoran problemas para la unidad de la izquierda

Cuando empezaban a aparecer las primeras grietas en el Frente Amplio, tras la decisión de la dirección nacional de Tierra y Libertad sobre la no inclusión de nuevas agrupaciones y nuevos militantes, un nuevo factor de tensión aparece en los terrenos de la izquierda: Goyo regresa con expectativas presidenciales.

Con su salida del penal de Piedras Gordas, Gregorio Santos retorna al campo político de la izquierda como un actor controversial que ha acumulado un fuerte respaldo político en la sierra norte del país, que sobrepasa ya los linderos de la región Cajamarca. El popular Goyo tiene un discurso que contiene altas dosis de sectarismo. Y su liderazgo se enmarca en una de las tradiciones políticas de la República del Perú: el caudillismo. La izquierda también ha sufrido y sufre de eso. Arana, Goyo, Cerrón y otros más, son ejemplo de ello.

La articulación de la izquierda en una sola propuesta electoral a nivel nacional para el 2018 está muy difícil; y para el 2021, con Gregorio Santos libre, es prácticamente imposible. Y mientras que el Frente Amplio busca entenderse cada vez más con el electorado de centro, Gregorio Santos le puede disputar los sectores populares al fujimorismo. Sin embargo, la opción “real” de victoria del campo progresista es alcanzar una gran coalición de izquierda y centro.

Acuña saltó del Gobierno Regional de La Libertad a ser candidato a la presidencia. Vizcarra ha alcanzado la vicepresidencia con PPK y fue también gobernador del Gobierno Regional de Moquegua. Goyo sería un actor provinciano más que, desde una región del norte, quiere tentar el Palacio de Gobierno.

Los problemas legales de Goyo son serios. Dejar la cárcel de Piedras Gordas no lo absuelve, pero a partir de ahora seguirá defendiéndose en libertad. Y definitivamente seguirá activando políticamente. La alianza que mantienen con el partido Democracia Directa, de los fonavistas, le garantiza la inscripción electoral para participar en los próximos procesos. Su antecedente más cercano es la estrategia del propio Ollanta Humala. Es amenazante para los grupos de poder, porque la “victimización” del abuso de encarcelamiento puede generar una simpatía, en los sectores empobrecidos, con su propuesta política radical.

Los años que vienen serán complicados para la unidad de la izquierda. Y lo acumulado en el último proceso se pone en riesgo si los actores políticos de este sector no asumen la responsabilidad de ganar, y no solo de la utópica justeza de sus causas.

 

Marco Sipán

 
Marco Sipán
04 de agosto del 2016

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