Heriberto Bustos
¿Gobernando desde abajo o por lo bajo?
El Ejecutivo cede a la presión de los gobiernos regionales
Reflejando la disconformidad con el manejo político de las confrontaciones, y tratando de llenar ausencias en cuanto a decisiones de gobierno, la semana previa al discurso presidencial tomaron la palabra un conjunto de organizaciones sociales, forzando a los gobernadores regionales, en especial del sur del Perú, a “levantar la mano” para manifestar su disconformidad con el curso que sigue la gobernabilidad en el país. El pretexto, o la gota que colmó el vaso, fue el otorgamiento del permiso para el inicio de la construcción del proyecto minero Tía María.
El Gobierno quedó tan comprometido con esa decisión que los peruanos fuimos testigos de las idas y venidas hacia Arequipa del viceministro de Gobernanza Territorial, del presidente del Consejo de Ministros, del ministro de Energía y Minas y del propio presidente de la República. Todo ello al compás de las acciones de protesta y de la amenaza del gobernador regional de Arequipa al actual presidente del Perú, a quien responsabilizó de las consecuencias de las acciones de protesta en curso.
Al paro provincial de Isla, le sucedieron el paro macro regional sur (24 y 25 de julio), con acciones en Tacna, Moquegua, Arequipa, Puno, Cusco, Madre de Dios y Apurímac, añadiendo a la protesta inicial contra Tía María, modificaciones sustanciales a la Ley de Minería: “Impulsar una reforma de la ley de minería en el Perú que incorpore los siguientes aspectos: la consulta previa, impactos socio ambientales, que respeten otras actividades económicas, sociales, turísticas y culturales de los pueblos, mejoramiento de la estructura tributaria y de los recursos, haciendo que el estado y las comunidades sean accionistas e implementar fondos de compensación para el desarrollo de los pueblos”; es más “Impulsar un proceso de descentralización fiscal efectiva, incrementando los recursos presupuestales de gasto corriente y de canon para las regiones”(*).
El espaldarazo de otras regiones a los sureños fue anunciado el paro macro norte y oriente para el 24 y 25 de julio. Según sus propugnadores: “contra la dictadura minera de Martín Vizcarra y del Congreso de la República, paro nacional. Cajamarca, San Martín, Amazonas, Lambayeque, Piura, Tumbes, La Libertad y Áncash. Solidaridad con los pueblos del Valle del Tambo - Cocachacra, Islay. ¡Río Blanco, Cañariaco y Tía María no van!”. El centro y oriente igualmente actuaban con sus propias demandas, y los maestros, a su manera y con demasiada inocencia política, irrumpieron también en el escenario político conflictivo.
Las reacciones de los empresarios ante “tamaña presión” no esperó mucho, siendo la presidenta de CONFIEP quien se manifestó: “Invocamos a que se respete la inversión privada, que es la que genera la riqueza del país. El 80% del PBI del país lo genera el sector privado. No bajemos la guardia. Tenemos que continuar con el crecimiento del país”.
Como dicen en el deporte, la pelota estaba en la cancha del Gobierno. Y este, intentando un amague, volvió a cargar contra el Congreso de la República por sus llamadas reformas políticas. Estas, por no tener trascendencia ni importancia popular, fueron aprobadas con ligeras modificaciones, dejando al Ejecutivo sin piso. Este se vio en la necesidad de aceptar, en la práctica, las propuestas de los gobernadores insubordinados, señalándoles que se revisaría el caso de Tía María y se buscaría la forma de dar curso a la reforma de la Ley de Minería; admitiendo haber llevado al país a una situación crítica.
Se esperaba que el discurso del 28 de julio, con la mente puesta en su popularidad y sin su aliado táctico en la conducción del Congreso, Vizcarra aceptase, en términos de gobernabilidad, su “reemplazo” por los de abajo. De allí que no haya resultado nada extraño, por un lado, el contenido triunfalista y contradictorio de su discurso, sus sueños de cambios sustantivas en dos o cuatro años; y por otro su exigencia de modificación constitucional. El reconocimiento de la crisis de gobierno, más que de sistema, quedaría expresado en el cambio del eslogan, que a pasado de “¡que se vayan todos!” a “¡nos vamos todos!”.
No obstante, vale remarcar que hay muchos peruanos honestos y comprometidos con el futuro del país que no estamos dispuestos a irnos. Por el contrario, seguiremos con esfuerzo y tesón apostando por la patria, sabiendo que momentos críticos preceden a otros de éxito.
*Pronunciamiento de los Gobernadores Regionales del Sur (23-07-2019)
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