Javier Valle Riestra
Falsa promesa de salida al mar para Bolivia
Desconociendo la historia y el origen de Bolivia
En los días de campaña electoral del 2021 se ha invocado ilusoriamente la salida al mar para Bolivia. Ante ello, hacemos algunas precisiones históricas. Algunas mentes ingenuas insisten en otorgarle a Bolivia una salida al mar mediante un corredor en medio del territorio peruano. Eso es desconocer la historia y el origen de Bolivia, también de cómo el Perú perdió territorios en el sur; al igual que perdió, primero, Bolivia en la guerra con Chile. Veamos.
A Sucre le preocupaba el destino del Alto Perú o, según la terminología virreinal, la antigua Audiencia de Charcas. Mejor dicho, le preocupaba escindir, dividir –en palabras de Vargas Ugarte–, el Bajo y el Alto Perú. A ese efecto, decide crear una nueva República que se llamará República Bolívar; y poco después, República de Bolivia. La Audiencia de Charcas perteneció al virreinato del Perú. Estuvo Subordinada al gobierno de Lima hasta 1776, año en el que se crea el virreinato de Buenos Aires, al que se incorpora, entre otros, el territorio de la Audiencia de Charcas. Los reyes de la Casa de Borbón llegan hasta el extremo de amputarnos la intendencia de Puno. Contra ambas amputaciones, por ser reñidas con la naturaleza de las cosas, protesta el propio Virrey del Perú, don Manuel de Guirior. Por real cédula de 1796, la intendencia de Puno es devuelta al Perú. Como límite entre ambos virreinatos, el de Lima y el de Buenos Aires, queda el río Desaguadero. También por real cédula de 1802 será reincorporada al Perú la comandancia de Maynas, que así se sustrae, por lo tanto, de la jurisdicción del virreinato de Santa Fe o Nueva Granada. (Cfr. Chirinos S. Historia de la República, 1977, p.89)
II
Bolivia, al segregarse del Perú, tenía como límite meridional el paralelo 27, de acuerdo con los hitos de la Audiencia de Charcas. Las primeras Constituciones chilenas reconocieron que los límites de su país se extendían hasta el territorio de Atacama. Chile decidió desde 1840 apoderarse de ese desierto y suscribió con Bolivia, en 1866, un Tratado señalando como límite el paralelo 24 de latitud meridional e impuso un condominio en la explotación del guano y del salitre. En 1874 ambos países firmarton otro Tratado, confirmando el paralelo 24 como su frontera. Pero, como el 14 de febrero de 1878, el gobierno alto-peruano del General Hilarión Daza promulgó una ley creando un impuesto de 10 centavos sobre el quintal de salitre exportado, tropas chilenas desembarcaron en Antofagasta y se apoderaron del territorio situado al sur del paralelo 23 y al norte del 24.
El Perú se vio arrastrado a la guerra porque había firmado, en febrero de 1873, un Tratado secreto de alianza defensiva con Bolivia. Por aquel convenio perdimos Tarapacá en 1883 (Tratado de Ancón) y aceptamos inexplicablemente un plebiscito sobre el destino de Tacna y Arica ¿Qué plebiscito cabía en provincias histórica y sociológicamente peruanas? Chile sabía que iniciaría una campaña de desperuanización y de sabotaje del referéndum. Ese proceso culminó con los informes de Pershing y Lassiter que confirmaron su no viabilidad por el vandalismo chileno. Tuvimos en 1929 que renunciar a Arica.
III
Tener presente que el Perú en 1992 le concedió un territorio en Ilo (Convenio binacional suscrito por Fujimori y Paz Zamora); es una playa de cinco kilómetros de longitud, denominada Bolivia Mar. Es una concesión por 99 años con fines turísticos; posteriormente se han firmado protocolos ampliatorios de uso e impulsar una zona franca industrial y económica especial (ZOFIE), así como acceso al mar desde el puerto de Ilo con un punto de atraque. Pero, todo ello no significa soberanía sobre el territorio ni sobre el mar del Perú.
En este afán de acceder al mar de Bolivia no podemos ignorar a Chile, a quien le interesa el gas boliviano y le interesa la cuenca del Titicaca, sobre la que existe un condominio peruano-boliviano. Pero, más allá de estas intenciones está la mente chauvinista de su pueblo que no está dispuesta a ceder un milímetro de territorio. Incluso, la reciente sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ, 2018) de La Haya, ante la demanda boliviana, no obliga a Chile a negociar o acordar una salida al mar para Bolivia. De tal manera que un corredor con soberanía y jurisdicción al norte de Arica es utópico.
El problema no se resuelve con simplismos de “estadista”. Reitero mi vaticinio de hace unos lustros. Al no salir de su mediterraneidad el Alto Perú habrán fracasado los que ofrecen esa salida al mar y las masas se precipitarán a derrocarlo y a sacudir sísmicamente la región. Los dos Perúes terminarán convulsionados. Y los planes electorales y de asamblea constituyente fracasarán porque estamos sentados sobre un barril de pólvora.
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