Juan Carlos Puertas
Fake news en época electoral
Elevar las penas en los casos de delitos contra el honor
“En las últimas semanas la candidatura de Donald Trump parece estar todo el tiempo al borde del precipicio. Luego de afirmar que se considera inteligente por no pagar impuestos, luego de la divulgación de una vieja grabación de 2005 en la que presume de poder tocar a las mujeres sin su consentimiento por el simple hecho de ser una estrella de televisión, luego de las declaraciones de participantes de los concursos de belleza que dicen que él solía entrar a sus vestidores mientras se estaban cambiando de ropa y luego de las recientes afirmaciones de varias mujeres que lo acusan de haberlas acosado sexualmente, no es de extrañar que sus posibilidades de llegar a la presidencia hayan caído en las encuestas. De hecho, en los sondeos más recientes, Hillary Clinton tiene un 89% de posibilidades de ganar la presidencia de Estados Unidos”.
Era el 12 de octubre del 2016 cuando el The New York Times publicaba el texto que acabamos de leer. Faltaban días para las elecciones y la “noticia” o ataque al candidato, no solo de ese medio sino de toda una aplanadora mediática, era brutal. Pero Trump resultó no solo ganador (en contra del 89% de probabilidades anunciada por los medios, sino que ninguna de las imputaciones delictivas que se le hacían (acoso sexual) resultaron ser ciertas. Nunca se le condenó por ninguna de esas “denuncias”.
Muy lejos de ahí, en el Perú se ha informado que “la agencia antidrogas estadounidense (DEA) confirmó que investiga a Keiko Fujimori, candidata presidencial peruana, por ser mencionada en un audio entregado por un agente encubierto, en el que un congresista admite haber lavado dinero para su campaña”. "¿Tú sabes que la 'china' (Fujimori) me dio US$ 15 millones en la campaña anterior para lavarlos, para la campaña del 2011 de las elecciones?", reveló en el 2013 el congresista Joaquín Ramírez Gamarra, actualmente secretario general del partido Fuerza Popular, al piloto Jesús Vásquez, quien es colaborador de la DEA desde hace casi una década”. Esta noticia se publicaba el 16 de Mayo del 2016, a menos de veinte días de una segunda vuelta electoral bastante reñida. Al igual que en el caso anterior, resultó que la DEA no investigaba a la candidata; a pesar de ello, esas semanas solo se hablaba de la DEA y el partido en cuestión.
En ambos casos, nos encontramos frente a informaciones e imputaciones falsas que claramente podrían ameritar investigaciones por delitos contra el honor. El mundo, con un enorme oligopolio de medios de comunicación globalista y progresista que reparte fake news y rompe el pluralismo a diestra y siniestra, unido a las cada vez menos imparciales autoridades electorales (a propósito del último escándalo en el JNE peruano) es ya un ambiente que genera que algunos juristas, como el Dr. Ernesto Alvarez Miranda, consideren que “es el comienzo del fin de la democracia”. Otros pensamos que ese sistema llamado democracia ya está muerto.
Si los demócratas quieren frenar esta enfermedad deberían empezar, con urgencia, elevando las penas en los casos de delitos contra el honor cometidos en época electoral. Así al menos los candidatos podrán defenderse de las estrategias de difamación y se disuadirá a quienes pretenden alterar la voluntad popular.
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