Raúl Mendoza Cánepa
Elecciones a la vuelta de la esquina
La fragmentación política nos puede pasar factura
La investigación por los Rolex de la presidenta Dina Boluarte y la noticia de El Comercio (24 de marzo) sobre ingresos a sus cuentas bancarias por más de un millón de soles, abren el campo de una posible vacancia. Los relojes se adelantan, aunque no estemos preparados.
Es importante reincidir en las alertas frente a un proceso electoral que nos puede tomar por sorpresa, y por sorpresa es la presencia de Antauro Humala, que inscrito con letras y no con siglas se comió los ojos del Jurado Nacional de Elecciones. La novedad es que Humala trama guerrear con Chile por Arica y Tarapacá, no contento quiere tomar al Rey de España como si de la venganza de Atahualpa se tratara, y en la misma Madrid. No es broma, no si una buena cantidad de peruanos se viene dejando seducir por el disparate y nos pueden arrastrar hacia el infierno (vale recordar la frase de Dante). Que no se venga con que “A Antauro lo sacamos”, como decían de Pedro Castillo aquellos que salpicaron de cojudez su sensible corrección.
La izquierda será un sector bastante ocupado. Crece en el sur andino con líderes regionales y pronto podrían sumarse Verónika Mendoza y otros conocidos; incluso, una izquierdizada ala aprista (lean Cabanillas, Perú 21, 24 de marzo). En el centro asoman los Acuña, los Luna y los de siempre; incluyendo al Partido Morado, que abren Tambo con Lo Justo, de Flor Pablo y Marisol Pérez Tello. El sexo de los ángeles como debate parlamentario mientras arde Bizancio. Por formalizar está aún el partido de Fiorella Molinelli. ¿Progresismos en contienda? Por allí Susel Paredes y todo lo que se llame “centro rojo” en la teoría, pero que juega su pelota finalmente por cualquier izquierda.
Por la derecha y el liberalismo hay otras opciones. La derecha, aunque se nieguen, la lideran Renovación Popular (no sabemos si con López Aliaga, ya bastante ocupado en la caótica Lima) y la “derecha popular” del fujimorismo, que siempre se asegura un tercio básico. Avanza País no es un partido lo suficientemente orgánico como para llamarlo “partido liberal”, aunque liberales tenga dentro. Un partido liberal orgánico, con atención en la infraestructura productiva, es Libertad Popular, presidido por Rafael Belaunde y con la referencia doctrinal de Mario Vargas Llosa. Son, así, veintiséis partidos en lista y diez en veremos; salvo que el adelanto reduzca el terreno. Si todo se mantiene tal cual, los que quieran ser candidatos tienen hasta julio para militar.
Como sea, resulta una acusada fragmentación que nos puede pasar factura si, en la perplejidad, la gente decide tirar al país por la ventana. El Perú no da para fundamentalismos arcaicos o rojos, que solo prometen totalitarismo, fin de la libertad, muerte y confiscación. La apuesta por la libertad y la democracia, sea quienes sean los que la ofrezcan, será la única alternativa al apocalipsis en una segunda vuelta.
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