Arturo Valverde
El tren de Alan
Aunque les duela a muchos
Desde el fin de su primer gobierno (1985-1990), el tren eléctrico (hoy Metro de Lima), se convirtió en una de las obras más emblemáticas del gobierno aprista. Es inevitable asociar a este medio de transporte con el nombre del ex presidente Alan García. Mi generación creció escuchando la historia de un tren fantasma, la alucinación de un gobernante. Alberto Fujimori se encargó de satanizar una obra cuyas columnas, durante mucho tiempo, solo sirvieron para pintar paisajes. Así, quedó abandonado por los gobiernos de Fujimori, Alejandro Toledo y Ollanta Humala, mientras que los sucesivos alcaldes municipales de Lima que no pudieron, quisieron o supieron ponerlo en marcha.
Los habitantes de la ciudad de Lima tuvieron que esperar que el Apra vuelva al poder, para que se retome una obra tan importante para el transporte de millones de personas en la capital. ¿De qué podemos acusar a Alan García? Francamente, no lo entiendo. Años más, años menos, se denuncia a unos funcionarios por coimeros. ¿Alan García tiene la culpa de ello? Ahora acusan a Alan García de abusar de la emisión de decretos de urgencia. ¿Qué tipo de acusación es esa? ¿Será que así como un juez puede derogar el indulto dado por un presidente, mañana otro juez puede derogar un decreto firmado por un presidente? ¿En qué país?
El caso de Alan García ha llegado a un punto en el que sus propios enemigos se rinden ante la falta de evidencias en contra del ex presidente. Manuel Dammert dice que el Informe Lark y la casa al lado de Julio Iglesias fueron puro cuento. Fernando Rospigliosi dice que la megacomisión de Humala no le encontró nada. Sergio Tejada, ante el Congreso, dijo que no había desbalance patrimonial. Víctor Andrés Belaunde dice que no se le encuentra nada. La Comisión Pari tampoco encontró de qué acusarlo.
¿No creen que si tuvieran las pruebas, ya estaría preso? ¿Si existieran declaraciones en su contra desde Brasil, no estarían siendo filtradas por el lDL de Gustavo Gorriti? Marcelo Odebrecht, Carlos Nostre y Jorge Barata han negado que Alan García pidiera o recibiera coimas. Entonces ¿de qué se acusa a este hombre?
Ahora, resulta que ya no son los políticos quienes acusan a Alan García. Ahora son entrevistadoras, articulistas, tuiteros, escritores, gente que parece olvidar cómo sus familias se volvieron las más encumbradas de la sociedad limeña, si no del país. ¿Qué ahora ellos son policía y fiscal? Me gustaría que la gente lea de dónde vienen cada uno de los que hoy acusa a Alan García, y quizás podamos entender mejor de qué se trata todo esto.
Mientras tanto, el Metro de Lima sigue transportando a millones de peruanos todos los días. Pasarán cincuenta años, y aunque les duela a muchos, se dirá: “Ese es el tren de Alan”. Así como hoy dicen: “Esa es la Vía Expresa de Bedoya”. Son obras que el ciudadano siempre asociará con el nombre del gobernante. Sóbense.
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