Aldo Llanos

El tradicionalismo y la tradición. ¿Un problema? (III)

La comprensión medieval

El tradicionalismo y la tradición. ¿Un problema? (III)
Aldo Llanos
31 de mayo del 2024


Si hay algo que caracteriza a este periodo situado entre los siglos V y XV en torno a la tradición, es su impronta filosófica y teológica. Sin embargo, los estudios de naturaleza filológica desaparecieron casi por completo por lo que muchas veces se llevaron a cabo lecturas literales de los textos bíblicos que fueron a abonar las reflexiones teológicas en ese tiempo.

Si bien es cierto, en el medioevo aparece el verbo tradere, este tiene un significado bastante amplio relacionado con la enseñanza distinguiéndose del de traditiones, que está referido a una serie de normas establecidas socialmente.

Para autores tan dispares como el jesuita Luis Alonso Schökel o el dominico Dominique Barthélemy, la tradición en la Edad Media no constituía un problema a tratar de primer orden dado el contexto cultural teocéntrico que derivó en un “biblicismo” que fundamentaba todo tipo de estudios religiosos en la Biblia.

Llegados a este punto, suscribo la posición de muchos autores que sostienen que el concepto medieval de Tradición estaba muy lejos del actual, debido a la inclinación medieval de argumentar a partir de causalidades trascendentales (perennes) en desmedro de las causalidades temporales (históricas), con lo que la fuerza del concepto de Tradición perdía (a mi juicio), de mayor relevancia.

A esto suele llamarse “esencialismo”, tal y como lo hace en sus textos el prestigioso historiador jesuita norteamericano John W. O'Malley (otros autores hablan de “sustancialismo”), razón por la cual, la comprensión de la Iglesia sobre sí misma es puesta en crisis al llegar la Modernidad, alcanzando su punto de mayor tensión con el Concilio Vaticano I.

Sin embargo, bien vale la pena resaltar la taxonomía efectuada al respecto por un gigante del medioevo: Santo Tomás de Aquino, cuando distingue cuatro términos: Traditio Dei, traditio Christi, traditio Ecclesiae y traditio hominum.

Lo más interesante de esta, es la comprensión de la tradición humana como una tradición “hecha” dada la naturaleza humana considerada “completa”, la cual, sólo debe desplegarse en la historia pasando por alto el rol que esta pueda tener sobre el devenir del hombre. Por ello, recién se puede apelar a las otras tradiciones (Dei, Christi y Ecclesiae) cuando las tradiciones humanas colisionan con estas.

Sin embargo, esto no quita la brillante intuición de Santo Tomás cuando en la Suma Teológica, tercera parte, cuestión 25, hace la distinción de la “traditio Scripturae”, como aquella Tradición que precede a toda Escritura de aquellas que provienen de esta.

Pero el momento en el que una reflexión más profunda acerca de la Tradición estaba próxima, momento enmarcado por la reforma protestante y el Concilio de Trento.

Aldo Llanos
31 de mayo del 2024

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