Tino Santander
El ocaso de Lourdes Flores
Sobre las disputas en el PPC y Lourdes Flores
Lourdes Flores ha perdido tres elecciones presidenciales y una municipal, sin embargo, a pesar de las derrotas era la lideresa indiscutible del PPC. Actualmente, conduce una de las facciones en pugna por el control del partido y exige la intervención del JNE para afirmar su posición partidaria.
Lourdes, es una mujer de gran talento político, los fracasos electorales la han curtido políticamente y sabe que la lucha por el poder requiere una estrategia política apropiada a la realidad, un estado mayor experimentado y un ejército de operadores políticos capaces.
El PPC ha sido incapaz de salir del gueto san isidrino, siempre aparece como el partido de los abogados que trabajan para los “ricos”. No tiene operadores políticos con calle -no la ven-, sus cuadros están en la tecnocracia liberal que tiene un discurso ininteligible para los sectores populares.
Estas limitaciones políticas las quería superar en una alianza con el Apra, que proyectase al PPC al sector popular. Lourdes, sabe que Alan García está aislado políticamente y enfrenta acusaciones muy fuertes que lo abruma emocionalmente. Ella sería un gran activo en la campaña de García, aportando una imagen de honestidad partidaria.
La alianza APRA-PPC, no era un simple pacto electoral. La tesis de Lourdes es que los partidos tradicionales deben entenderse para reconstruir la institucionalidad democrática en el Perú. El otro objetivo político era ser la candidata indiscutible de una gran coalición popular en el 2021.
La estrategia de Lourdes para llegar al poder debía pasar por embarrarse en el fango de una “alianza política antitética” que le permita crecer y hegemonizar políticamente a la coalición imitando el buen ejemplo de la concertación chilena que aglutina a socialistas, democratacristianos y comunistas.
Increíblemente, Lourdes es saboteada por la corriente “reformista” que ella lidera en el PPC. Los “reformistas” en última instancia proponían ir con PPK. Flores declaró que el proyecto de PPK era individualista. PPK replicó que no se aliaba con partidos “antiguos”, aunque las puertas están abiertas a pesar de la “resistencia de sus bases”.
Los “reformistas” del PPC amenazaron con no participar. Raúl Castro, apelaba a la decisión del congreso partidario de “ir solos”; Eguren, representante del conservadurismo católico, estaba dispuesto a aliarse con el líder de la comunidad gay y defensor de los derechos civiles, Carlos Bruce, en la lista parlamentaria de PPK, “menos con el APRA”.
La disputa por el control partidario y las candidaturas parlamentarias ha destruido orgánicamente al PPC. La lucha no es ideológica, tampoco política, parece una pelea por el status dirigencial, por las candidaturas parlamentarias o simplemente es una feria de vanidades de un club social en busca de popularidad mediática y que está al margen de los problemas nacionales.
La apuesta de Lourdes Flores, por la candidatura del 2021 en una alianza con el APRA ha sido derrotada. El PPC es una marca de la pequeña burguesía limeña más que un partido político. Acuña “puede comprar” al PPC con varios cupos parlamentarios que parece ser el quid de la querella.
En este camino autodestructivo el destino de Lourdes Flores pasa por asumir nuevamente la candidatura presidencial para salvar la valla electoral y evitar la desaparición del PPC, cuyo espacio político en los sectores medios limeños lo representa actualmente PPK.
Sin embargo en política las figuras que se apagan pueden volver a iluminarse siempre que tenga voluntad de poder y ambición histórica.
Por: Tino Santander
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