Renatto Bautista
El Mussolini del 2024
Silencios cómplices y nuevas amenazas en el escenario global
Todos recordamos que el dictador italiano Benito Mussolini (1883-1945) fue un aliado incondicional del dictador alemán Adolf Hitler (1889-1945), sobre todo en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Sin embargo, antes del inicio de este terrible conflicto bélico, las potencias occidentales pudieron detener el avance del Eje, no solo en la Conferencia de Múnich (30 de septiembre de 1938), que significó la vil desmembración de Checoslovaquia, sino también en la conquista emprendida por Italia contra la otrora Abisinia, hoy llamada Etiopía, que en esa época era gobernada por el monarca Haile Selassie.
La guerra de conquista de la Italia fascista sobre Etiopía comenzó el 3 de octubre de 1935 y finalmente acabó el 9 de mayo de 1936. Lamentablemente para los etíopes, su monarca y, me atrevo a afirmar, para todo Occidente, la superioridad militar italiana prevaleció sobre el endeble ejército etíope. A esto se sumó que las potencias occidentales, como en muchos casos, guardaron un silencio cómplice y nunca se atrevieron a imponer severas sanciones económicas contra Italia. Incluso, como bien lo escribió Churchill en sus Memorias, el Reino Unido permitió que parte de la armada italiana cruzara el Canal de Suez cuando toda Europa sabía que esas armas y soldados iban a conquistar Etiopía.
Este artículo se centra no en el Mussolini del siglo XX, sino en un Mussolini del año 2024, estableciendo un claro paralelismo con el actual gobernante ruso Vladimir Putin, quien desde el infausto 24 de febrero de 2022 inició una terrible guerra contra Ucrania. Al igual que en la invasión de Italia contra Etiopía, hoy podemos observar mucho silencio cómplice de las principales potencias occidentales respecto a esta guerra absurda e injustificada. Ucrania es un estado independiente y soberano que puede firmar todos los tratados que su Parlamento considere convenientes, por más que al sátrapa ruso le moleste.
Por eso considero que las potencias occidentales deben entender que, si hoy no se detiene a Putin, mañana podría ir por los países bálticos o Polonia, ya que pretende reconstruir la esfera de influencia de la Rusia soviética sobre Europa del Este. Es importante recordar que Putin, de joven, fue un agente del servicio de inteligencia de la Rusia soviética, conocido como KGB. Por esta y otras razones económicas, sus grandes aliados son tres dictadores de tendencia totalitaria: Díaz-Canel, Maduro y Ortega.
Me gustaría extenderme sobre el contexto mundial del 2024, pero creo que ya estamos en una nueva Guerra Fría. Las terribles guerras entre Rusia y Ucrania e Israel y los terroristas de Hamás demuestran que las potencias orientales pretenden socavar el poderío de Occidente, que ya data de una centuria. Veremos quién terminará ganando en este choque de civilizaciones del siglo XXI.
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