Eduardo Zapata

Dos más.. ¡las pone en la cuenta no más!

Dos más.. ¡las pone en la cuenta no más!
Eduardo Zapata
07 de agosto del 2014

Sobre los anuncios presidenciales en materia de lucha contra la delincuencia

Hacia el año 1985 –y para trabajar el libro El discurso de Sendero Luminoso: Contratexto educativo- opté por quedarme la mayor parte de los días de la semana en Ancón. Simultáneamente, y para auscultar el decir cotidiano de la gente, decidí viajar en transporte público.

Como parte del recorrido, pasaba por la Escuela de Policía situada en Puente Piedra. Y escuchaba –cada vez que había inscripción para los exámenes de ingreso- conversaciones de jóvenes postulantes. “Corcona es la voz”, decía uno, “porque por allí pasa droga”. “Un tío me ha dicho que mejor Tránsito, porque allí de a pocos, pero se hace plata”. Otros soñaban ya con la selva y la subversión, “porque siempre hay extras”. Ignoro si las voces silenciosas tenían motivaciones distintas. Y casi un calco de estas conversaciones escuché el año pasado en circunstancias similares cuando deliberadamente abordé un transporte público con la misma finalidad.

Con la diferencia de que el año pasado pasé por allí también el día en que los ingresantes a la Escuela entraban a ella por primera vez. Me quedé perplejo al ver que unos llevaban su propio velador, otros su colchón y hasta algún precario ropero. Muchos vehículos particulares y públicos y familiares de los ingresantes completaban la escena.

De inmediato me asaltaba una pregunta que ahora extiendo a todos: ¿qué principio de autoridad podía ser inculcado en esos jóvenes futuros policías cuyas motivaciones eran las que eran y a los cuales prácticamente la institución los inducía –desde un principio- a la más indisciplinada informalidad?

Como parte de las promesas presidenciales y del Ministro Urresti, se ha anunciado la incorporación 30 mil nuevos policías. Preparados en seis meses. ¿Podemos confiar en que se trata de personal idóneo y debidamente capacitado para hacer frente a la inseguridad ciudadana? Y ojo que no estoy aludiendo a la competencia de sus Instructores y menos a las facilidades para que estos jóvenes hagan –al menos- un debido entrenamiento para disparar.

Por supuesto que se han prometido millones y mejorías para un futuro. Como se han prometido 4000 millones más para ser invertidos en educación. Como se ha prometido que el presupuesto de dicho Sector aumentará en 0.5% del PBI.

A julio de este año el Ministerio de Educación solo había gastado el 20% de su presupuesto. Lo que dice de su (in) capacidad de gestión. No se nos ha dicho qué acción mágica permitirá que el enorme incremento presupuestal programado alcance un cómo que haga finalmente rentables el gasto y la inversión.

¿Habrá algún plan –que no conocemos- para transformar la estructura orgánica y de gestión del MINEDU? De no haberlo, el aumento presupuestal se irá en más de lo mismo.

En un bar, cuando la conversación está animada y los tragos avanzados, se multiplican las promesas y hasta los ofrecimientos de amor. ¡Dos más…! suelen solicitar los entusiasmados interlocutores. La larga enumeración de promesas hecha en 28 de julio ¿obedecerá a esta lógica de embriagante optimismo? Ojalá no sea así y se hayan tomado las cosas en serio.

Y la del estribo. Esperemos que la solución no sea con alianzas público privadas donde el Estado garantiza todo y somos los contribuyentes los que –a través de nuestros impuestos- financiamos venturosos negocios.

Por Eduardo Zapata Saldaña

Eduardo Zapata
07 de agosto del 2014

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