Arturo Valverde
Desde algún lugar de Lima
Buscando la luz de la salvación y nuestro fin supremo
Cuando el mago desapareció de la pantalla del cine, les dije a C. y K. que los viajes astrales sí eran posibles. Y para convencerlas, les conté las experiencias de un grupo de amigos con quienes hace mucho tiempo practicábamos algunas técnicas de relajación y meditación. El grupo estaba conformado por algunos psicólogos y estudiantes de Letras, que nos reuníamos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, hasta el día en que una huelga universitaria interrumpió nuestras sesiones y el grupo se diseminó. Uno de ellos, quizás el estudiante más avanzado, terminó adentrándose en la selva en su búsqueda de métodos ancestrales de elevación espiritual, y otros fueron absorbidos por sus profesiones, por la realidad. Los comunistas lo llamarían realidad histórica, yo prefiero decir: la vida.
Hace unos días, inicié la lectura de un libro de J. Krishnamurti, titulado Urge transformarnos radicalmente (Editorial Krishnamurti, 1956). Se trata de sesiones dictadas por el maestro en los años cincuenta. El libro empieza así: “Paréceme que, teniendo tantos problemas tan complejos, pocos de nosotros les hallamos feliz solución. Tenemos muchas teorías intelectuales, muchas maneras de resolver nuestros complejos problemas humanos. En el terreno político, la izquierda ofrece determinado tipo de solución, ya sea por compulsión, por conformidad o mediante la aceptación de una serie de ideas; y a través del mundo las religiones ofrecen una esperanza, en lo futuro o viviendo según cierta norma establecida por los instructores. Y, sin embargo, la mayoría de nosotros hallamos que nuestros problemas se vuelven más y más complejos…”. Creo que el mensaje tiene actualidad.
En estos últimos meses, ¿debería decir años?, sentimos que la violencia está dentro y fuera de nuestros hogares. Entra de alguna manera en nosotros. Parece uno de los peores males, junto con la ignorancia. Siempre he defendido la idea de que logrando que la sociedad lea más podríamos combatir este tipo de males, porque aquel que lee alimenta su espíritu. Yo creo en el espíritu. Creo que leyendo alimento ese espíritu, que compuesto de energía regresará un día a Dios, que es la sabiduría infinita, que es el Todo. Es lo que yo creo.
Sin embargo, una nueva religión llamada capitalismo apartó a la humanidad de sí misma. No podemos entender lo que es mística ni hablarles a los jóvenes de mística o llenarlos de mística, porque la mayoría está preocupada en cuántas monedas tienen en el bolsillo, o quién se compra el mejor auto o reloj. Pero no pierdo la esperanza en la humanidad. No debemos dejar que otros nos hagan dudar. Desde luego, usarán todos los medios posibles para confundirnos.
Conozco de un hombre que por las noches se sienta en un sillón y toma conciencia de que solo es una hormiga en medio del universo. Sin embargo, cada hormiga puede y debe llevar la luz de la salvación y contribuir con este fin supremo. Hace unos días vimos una Luna enorme sobre el cielo. El universo y sus astros siempre maravillarán a la humanidad.
Yo sé que no es usual leer columnas sobre este tipo de temas. Muchos esperan que se hable de la coyuntura, de lo que pasó ayer; pero la noticia de hoy y de mañana siempre será la humanidad. Yo creo que es importante que reflexionemos sobre esto. No tenemos que esperar la llegada de la Era de Acuario, como anuncian algunos ocultistas, para acercarnos a un mundo más espiritual. Podemos empezar ahora mismo.
Siempre estamos atentos a la publicación de una nueva teoría social, económica o política que nos diga cómo dar solución a las inequidades creadas por la humanidad misma. ¿Por qué no revisamos la vida de Cristo, o de otros hombres y mujeres que han tratado de elevar su espíritu con el mismo interés? Pensemos en esto. Buen fin de semana. Me voy al zoológico.
Arturo Valverde
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