Berit Knudsen
Derechos Humanos relegados
Naciones Unidas hoy se centra en los Objetivos de Desarrollo Sostenible
La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) surge en 1948 como respuesta a un mundo marcado por el horror de la Segunda Guerra Mundial, para prevenir nuevos conflictos, salvaguardando la libertad, justicia, dignidad y derechos de cada individuo. Pero, con el tiempo, la atención de Naciones Unidas se centra en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), descuidando los Derechos Humanos, con serias consecuencias.
Cumplir con los ODS para el año 2030, parece inalcanzable. Paralelamente, aspectos clave de los derechos humanos han sido abandonados con esta agenda, lo que ha contribuido a un aumento de la violencia y la desigualdad ante la justicia, poniendo en peligro la paz que los ODS relegan a un segundo plano.
La participación de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y grupos económicos en el diseño e implementación de los ODS ha generado serios cuestionamientos. El enfoque de "talla única para todos", imponiendo el mismo modelo en países diametralmente distintos, sin adaptarse a realidades particulares, representa una violación a los derechos individuales y los Derechos Humanos siguen relegados.
Es imperativo evaluar la efectividad y resultados de los ODS. Sin embargo, más urgente aún es cuestionar por qué importantes principios de la Declaración de Derechos Humanos han sido excluidos. Los espacios culturales para promover el pensamiento crítico y la educación en derechos humanos, fundamentales para el desarrollo de una sociedad justa y equitativa, se ven relegadas con la obsesión por los ODS. La promoción del pensamiento crítico y una visión de futuro basada en la justicia y los derechos individuales no se mencionan en ninguno de los 17 objetivos.
En 2019, representantes de 25 países se reunieron en Johannesburgo previo al Foro de Naciones Unidas, instando a los gobiernos a priorizar los derechos humanos para el desarrollo. La desconexión entre libertad de reunión y asociación, con actores estatales y no estatales, revelaron patrones de agresión, problema que Naciones Unidas no resuelve. Ese mismo año, más de 100 países reportaron ataques y asesinatos contra defensores de derechos humanos; manifestaciones pacíficas en Sudán, Zimbabue, Nicaragua y Venezuela fueron violentamente reprimidas por esas dictaduras demostrando un clima político que solo contribuye a la desigualdad.
Uno de los conflictos principales con los ODS es la falta de atención a los derechos individuales. La libertad, pilar fundamental de la humanidad, se menciona superficialmente. La igualdad ante la ley se aborda tangencialmente, enfocándose en cuestiones de género que no progresan en Oriente Medio o Asia.
La protección de la familia como institución, la promoción de espacios culturales para el desarrollo del libre pensamiento, libertad de expresión, asociación e igualdad ante la ley, son fundamentos para el desarrollo ignorados, situación de la que abusan las dictaduras. ¿Por qué han sido excluidos y qué fines persiguen? Son preguntas que deberían abordarse para comprender las motivaciones.
La propiedad privada, esencial para la autonomía individual, es tratada de forma accesoria. Ser propietario de bienes materiales empodera a los individuos, influyendo positivamente en el desarrollo de las comunidades. Este aspecto, central para la libertad, dignidad y derechos humanos, se vuelve suplementaria.
Los ODS resultan inalcanzables para el año 2030 y las consecuencias de imponer un solo enfoque para todos resulta evidente. La exclusión de las libertades individuales, la falta de promoción de la familia, desarrollo del libre pensamiento con valores culturales, igualdad ante la ley o derechos fundamentales como la propiedad privada son elementos del desarrollo sostenible soslayados. La violencia y las guerras que enfrenta el mundo, demuestran la urgente necesidad de retornar a los Derechos Humanos para luchar por la libertad y justicia, para impedir la violencia y las guerras que padecemos.
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