Dante Bobadilla
Decadencia con reformas
Estado debe devolver autonomía a los partidos políticos
No puedo evitar sonreír al leer las propuestas de reforma de nuestros gurús de ONG. Hasta me sorprende su inocencia. Pero se entiende, porque nunca han militado en un partido. No saben lo que es, pero nos dan la receta perfecta de la democracia: elecciones primarias en los partidos, simultáneas y obligatorias. ¡Cónchale vale! Dicen que así se logra “legitimidad” en la selección de candidatos y que luego la campaña podrá centrarse en propuestas legislativas.
¿En qué planeta viven estos señores? ¿Creen que las campañas electorales pueden convertirse en una feria de proyectos de ley? Legislar no es la única función de los representantes, ni siquiera es la principal. ¿Desconocen el nivel de ignorancia de nuestra sociedad? ¿Creen que la gente va a evaluar docenas de propuestas legislativas para decidir su voto? ¿Ignoran que solo el 25% de la población se interesa por la política? No hay caso, viven en las nubes. Enrique Ghersi, que pisa tierra y conoce la realidad política, les ha arrojado un baldazo de agua fría a todas esas delirantes propuestas de reforma.
Quienes creen que la ley transforma la realidad deberían ser llevados al manicomio. Es una mezcla de locura, inocencia, idealismo y demagogia. Una reforma debe ser realista y orientada a simplificar las cosas, no a complicarlas. Que empiecen eliminando el voto obligatorio y la segunda vuelta, ya que no han dado buenos resultados. El Estado debe devolverles la autonomía a los partidos políticos y limitarse a exigir requisitos para postular: tiempo de vigencia política, participación electoral previa, padrón de militantes, etc. La financiación de los partidos debe ser estrictamente privada. Que los fiscalicen, pero nada de darles dinero público porque eso no evitará que los pillos lleguen al Congreso o al poder.
Hay que dejar muy en claro que la legitimidad solo nace del proceso seguido con apego a la ley, no de la cantidad de electores. No interesa que arríen a toda la población a las urnas si el voto es irreflexivo y al día siguiente cambian de opinión. Buscar “legitimidad” en las encuestas está fuera de lugar. Es un truco establecido por la mafia a través de los medios. Eso conduce a lo que hoy tenemos: un gobierno dedicado a las payasadas para agradar a la chusma, buscando aprobación en las encuestas. Eso es solo simpatía o popularidad, pero no legitimidad.
El jueguito de los medios es muy peligroso para la democracia. Primero arman campañas de desprestigio contra el Congreso con titulares infames como “Congreso blinda a Chávarry”, quien ha sido previamente convertido en criminal por la prensa. Luego de una sostenida campaña de demolición y desprestigio, hacen una encuesta con preguntas precisas: “¿cree usted que el Congreso blinda a los corruptos?”. Así es como manipulan a las masas. Luego el resultado es usado para invocar la “falta de legitimidad del Congreso” y justificar su cierre. Esto es un disparate. Es claramente una emboscada de la mafia contra la democracia. Pero ¿quién lo denuncia? Nadie. Todos bailan al son que nos toca la mafia.
La situación es muy penosa para el país. Estamos gobernados por una manga de improvisados sin oficio, dedicados a la demagogia y empeñados en cerrar el Congreso. Son tan huérfanos de ideas que su reforma política la han tenido que mandar a hacer a terceros. Luego la han llevado al Congreso pidiendo voto de confianza, como si fuera su tarea y no la del Congreso realizar esas reformas constitucionales. Es decir, andan más perdidos que marinero en Bolivia. No gobiernan para el país. No hacen nada. Tan solo se dedican a ejecutar la estrategia de la mafia caviar oenegera al pie de la letra: acabar con el Apra y el fujimorismo, sacar a Chávarry de la Fiscalía, cerrar el Congreso y capturar las instituciones. Y no son teorías conspirativas. Son los hechos.
Así están las cosas. Cualquiera que tenga todavía algo de libertad de pensamiento y no esté completamente domesticado por la prensa puede verlo.
COMENTARIOS