Manuel Gago

Continuismo o renovación

Acabar con los burócratas que viven del Estado

Continuismo o renovación
Manuel Gago
28 de marzo del 2021


Veinte años atrás surgió una corriente “indignada” con la “corrupción de los noventa”. No sirvió de nada. Según la Contraloría, S/ 23,000 millones (15% del presupuesto del sector público 2019) terminan cada año en los bolsillos de los ladrones de cuello y corbata. 

Asimismo, el neomarxismo pretende imponer a capa y espada su “ideología igualitaria” a una mayoría conservadora, capitalista y creyente. Argumenta que las “democracias plenas” dictan normas para favorecer a las minorías. ¿La dictadura de las minorías reemplazan a la dictadura del proletariado? 

“Tanto va el cántaro por agua hasta que se rompe”, señala el refrán. Todo tiene un límite. Cansa la palabrería populista, inútil y tendenciosa. Cansan las hipocresías, las declaraciones edulcoradas y políticamente correctas. ¡Las verdades aunque duelan y en su real contexto! Basta de indignaciones falsas de marxistas, izquierdistas y figuras públicas contagiadas del credo totalitario.

La política no puede ser usada para resolver ambiciones económicas y personales. La ineficiencia es característica del Estado. En los últimos diez años los presidentes abandonaron su responsabilidad de promover el crecimiento económico. La producción nacional sigue una inercia sustentada en la perseverancia heroica de los inversionistas privados, grandes y pequeños.

La pandemia del virus chino rebasó el vaso. Ha sido la cereza en un pastel agusanado: ineptitud asociada a corrupción. ¡La muerte de las 100,000 personas por Covid no debe quedar impune! Por esto y más, la población confronta al oficialismo y a todo lo que representa. O continúa el robo y la ineficiencia de la burocracia resolviendo los problemas o se impone la renovación generadora de riqueza y prosperidad. 

“No hay mal que dure cien años ni cuerpo que los resista”, otro refrán. De manera espontánea, los ciudadanos expresan su indignación pre electoral. No hay lavados de banderas ni marchas de jóvenes intolerantes que golpean a las personas mayores (el caso del aprista Luis Alva Castro y del congresista belaundista Ricardo Burga). Lo que hay son esperanzas por la renovación. Ese es el deseo de los que estuvieron la semana pasada en Gamarra, el emporio comercial más grande del país, el epicentro de la derecha chola, plebeya y popular. 

Después del fenómeno Fujimori, con sus aciertos y desaciertos (despáchese usted a su gusto), surgió un Estado botín ideal para los sinvergüenzas. Veinte años después surge una nueva esperanza. Todavía se lamenta la partida de Luis Bedoya Reyes y se halaga su valor político. Era vituperado cuando el marxismo se imponía en sindicatos, universidades y barrios populares. Bedoya proponía mercados abiertos e inversiones privadas. 

La pobreza, el desempleo, la informalidad y la marginación no se resuelven con bonos, subvenciones ni programas sociales. ¡Se resuelven con trabajo y generando oportunidades! Las propuestas de Rafael López Aliaga, el candidato de Renovación Popular (R), van por la ruta de Bedoya. No más paternalismo estatal, mercantilismo y privilegios. Basta de derrochar el presupuesto público en consultorías, asesorías, publicidad, empleos públicos y obras que no benefician a la mayoría, y que solo devuelven favores políticos. ¡Por eso atacan a López Aliaga! Porque perderán sus gollerías los que durante veinte años vivieron del Estado sin importarles un bledo el resto de los peruanos.

Manuel Gago
28 de marzo del 2021

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