Arturo Valverde

Consulta a los clásicos

Las lecciones de Victor Hugo y Dostoievski

Consulta a los clásicos
Arturo Valverde
30 de julio del 2024


Querida hermana:

Una amable colega que trabaja conmigo me sorprendió leyendo las últimas páginas de Los hermanos Karamásov de Dostoievski, y como quiso saber mi opinión sobre este clásico de la literatura rusa, le respondí que mi impresión es que esta novela constituye un tratado sobre la descripción de los personajes. ¿A qué te refieres?, me preguntó y su rostro adquirió una expresión de sorpresa.

Cuando leo una novela, le dije, como es el caso de esta última, intento extraer algunas lecciones narrativas: la técnica descriptiva en “los Karamásov”, me parece una de sus principales cualidades tanto como la fuerza descriptiva de los rasgos psicológicos de sus personajes. En cambio, continué, cuando leí Los Miserables de Victor Hugo, por momentos tuve la sensación de leer un tratado sobre la descripción arquitectónica (¿recuerdas todos esos detalles que daban cuenta de la construcción y disposición de varios edificios y casas?), sin dejar de lado otros valiosos detalles de Los Miserables, que, desde mi perspectiva, ofrece a los lectores un sinnúmero de lecciones narrativas, como aquellas “cuerdas invisibles” que parecen enlazar las escenas y a los personajes a través de sus capítulos, como un elaborado tejido.

Entonces, me dijo, ¿dirías que te gustó más Los Miserables? Me quedé en silencio por unos momentos y le respondí que no, no, que deberíamos ver a los grandes clásicos como peldaños de una larga escalera que debemos ascender con paciencia y perseverancia. Si Los Hermanos Karamásov podría servirnos como un libro de consulta acerca de la descripción de los personajes (cara, cuerpo y vestido), Los Miserables nos enseña la descripción de los músculos y las extremidades del cuerpo humano. Y ni qué decir de La Cartuja de Parma de Stendhal: esa obra es un tratado del tiempo. Muchos años pueden transcurrir de una página a otra.

Mi colega me quedó mirando, cogió el libro y pasó las páginas observando que yo había escrito algunas anotaciones en sus márgenes. Leo con un lápiz en la mano, le dije, y, además, te confieso que cuando me dispongo a escribir algún cuento o novela, es decir, antes de empezar a trabajar en el escritorio de mi biblioteca, coloco todos estos libros cerca de mí. Para mí es como tener a la mano varios tratados o manuales a los que puedo recurrir a toda hora, de la misma manera en que un escolar consultaría el diccionario o el Atlas para ubicar una palabra o un país. Sin estas grandes novelas, me perdería al andar en el inmenso mapamundi de la literatura. Mi colega sonrió dejando el libro de Los Hermanos Karamásov encima del escritorio de mi oficina. Es una manera bastante interesante de ver estas novelas, me dijo sonriendo.

Arturo Valverde
30 de julio del 2024

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