Arturo Valverde
Completen el equipo
Grandes personalidades de la política peruana
Después de ver cómo ese incidente en el que el premier chaccha coca o habla en quechua puede llegar a convertirse en tema de debate, he llegado al punto de extrañar a varios políticos desaparecidos. Y como estamos en semana de fútbol, les mencionaré solo unos cuantos nombres y ustedes pueden completar el resto del equipo de grandes políticos.
El primero es Alan García. Creo que muchos coincidirán en que el expresidente peruano es uno de los personajes políticos al que más se extraña en estos momentos. El país ya no tiene a dónde voltear a mirar cuando acontece algo en la nación. Antes solía preguntarse ¿y qué dice Alan? Me atrevería a afirmar que sus adversarios deben extrañarlo más que a nadie. La prensa, sobre todo el sector antiaprista, tan acostumbrada a ponerlo en sus portadas, ya no lo tienen más. El expresidente dejó un vacío enorme en la política peruana. El país perdió a un político experimentado con un amplio conocimiento de la realidad nacional.
Otro que si bien no es uno de mis preferidos, pero crecí con su imagen en los noticieros políticos era Javier Diez Canseco. Con detractores y adeptos era uno de esos políticos de largo andar en la política nacional. Hasta a Carlos Tapia, el exdiputado, diría yo que me atrevería a escucharlo en una entrevista o verlo debatir con alguna figura del aprismo.
También incluiría a Luis Bedoya Reyes, el líder del Partido Popular Cristiano. Brindó entrevistas aún en sus últimos años de vida para compartir algunos momentos históricos de nuestro país, como los hechos alrededor de la Asamblea Constituyente de 1979. “El Tucán”, sin duda alguna, es otro político que se hace extrañar en estos momentos. Una lamentable pérdida para los militantes del PPC.
Son solo unos pocos nombres que vienen a mi mente ahora mismo, a los que podríamos sumar más. Con ello no pretendo reducir o menospreciar a ninguno actual; por el contrario, soy un convencido de que debemos mirar a las generaciones anteriores para tratar de alcanzarlas o superarlas. De las nuevas generaciones se espera que caminen con la historia, con los nuevos tiempos. Un joven atrapado en el comunismo prehistórico me parece que se niega a sí mismo su condición de joven; y lo peor que puede acontecerle a un joven es dejar de serlo.
Ya he escrito demasiado. Quizás estoy algo nostálgico esta noche. Así que, permítanme sentarme ahora y observar todo por un momento.
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