Cien días y dos casos de urgente solución

Los primeros cien días de Martín Vizcarra en la Presidencia de la República no muestran un hecho que destacar. El mismo Vizcarra ha afirmado que tres años es un tiempo muy corto para grandes transformaciones, advirtiéndonos que los siguientes meses será más de lo mismo, sin un plan ambicioso, sin una idea fuerza. Flotamos, lo que es una buena noticia porque no nos hundimos; pero no avanzaremos porque no tenemos rumbo hacia dónde ir. Es lamentable, porque cada día vemos que hay temas que requieren urgentemente de un líder, que se han dejado al garete, sin que se asuma responsabilidad. Citemos dos de esos temas destapados en estos días.

El escándalo de funcionarios del Ministerio de Economía que trafican con los recursos públicos y que extorsionan a alcaldes y autoridades regionales es un asunto grave, pero que no resulta nuevo. En noviembre del año pasado, en medio de las investigaciones por el caso de Odebrecht, se descubrió la mafia de los hermanos Campusano, quienes cobraban por conseguir fondos públicos, tal como lo hemos visto en la denuncia hecha por el mismo presidente Vizcarra la semana pasada. Y esto tiene una variable que afecta a los mismos congresistas, tal como se escuchó en las conversaciones grabadas por el congresista Mamani, y como denunciara la alcaldesa de Pacaran respecto al congresista keikista Percy Alcalá hace pocas semanas. Sin embargo, nadie ha hecho nada por investigar estos casos de los congresistas, ni se ha informado respecto a otros funcionarios del MEF involucrados en estos ilícitos negociados. Y todo esto, en medio de los esfuerzos por descentralización presupuestal que vienen haciendo Vizcarra y sus ministros. Una bomba de tiempo que está por explotar.

Un caso similar, en el que se usa al Estado con fines desconocidos, es el de los textos escolares que ha salido a la luz. La ideologización de lo que se enseña en los colegios ha hecho perder perspectiva. Se hace un enfoque partidario, desde la izquierda, que no corresponde con la realidad del país, ni con la verdad respecto a lo sucedido, y eso es lo que se enseña en nuestras aulas. Que los ministros no hayan tomado el cuidado respecto a los contenidos en los textos escolares es un descuido punible. Se ha tergiversado nuestra historia y se ha hecho aparecer a personajes muy menores figurando a la altura de héroes como Miguel Grau. Esto, que el presidente Vizcarra encuentra inaceptable, debería merecer una respuesta política de nuestro mandatario. No bastan unas palabras para tomar distancia de la responsabilidad. Hay un problema grave que es su obligación solucionar.

Dos casos que requieren su intervención, señor presidente. Ambas afectarán el futuro del país, si es que no se enfrentan con decisión. Y requieren de solución inmediata, no esperar tres años. Veremos cuánta voluntad puede imprimir a su gestión.