Heriberto Bustos
Cantos de sirena
Si no recordamos el pasado del socialismo, estamos condenados a repetirlo
Las novedades que trae el actual gobierno en el terreno económico, social y político, distan mucho de lo esperado por colaboradores, promotores, operadores “alquilados” y compañeros de viaje: partidos que apostaron a constituir previa a la segunda vuelta una especie de sociedad mercantil con fines de lucro. A las pocas horas de arribar al poder Pedro Castillo, en contubernio con Vladimir Cerrón, con el nombramiento de ministros, funcionarios y la aceptación de asesores cubanos, venezolanos y bolivianos (que se pasean como pedro en su propia casa) dieron inicio al proceso de sacudirse de sus aliados o someterlos a sus decisiones. Algunos, luego de ejercer un papel vergonzoso y fracasar en sus rogativas pordioseras, vienen dando curso a un proceso de desengaño de los cantos de sirena, despertando del sublime sueño de la transformación revolucionaria a la que “alquilaron” sus conciencias y comprometieron las esperanzas de sus seguidores.
Se debe entender lo señalado por Ken Robinson: “El poder de los grupos estriba en que dan validez a los intereses comunes de sus miembros. El peligro del pensamiento grupal consiste en que entorpece el juicio individual. El grupo piensa al unísono y actúa en masa”, en el ánimo de incrementar fuerzas en defensa de la democracia, debemos reconocer en la actitud de alejamiento de su original apuesta, una especie de autocrítica.
Abiertas las puertas a la ingobernabilidad por el propio partido de gobierno, corresponde a los peruanos, en el marco del ejercicio de ciudadanía, un razonamiento serio y un accionar comprometido con un adecuado discurrir de la vida social del país. Las manifestaciones que se iniciaron en la capital, enarbolando la vacancia presidencial, y que se vienen produciendo en distintas regiones, deben dar lugar al logro de niveles de unidad, así como al surgimiento de alianza políticas en torno a una plataforma en defensa de la democracia.
Esa plataforma debe contemplar, entre otros: lucha contra la corrupción, negativa al cambio brusco de la Constitución, rechazo a injerencia extranjera en decisiones políticas, oposición al desmantelamiento de la institucionalidad y los poderes del Estado, freno a la conformación de las denominadas rondas urbanas base de un poder armado personalizado, priorización de la reactivación económica, incremento del empleo, atención a la salud de la población en relación a la pandemia, reafirmación de nuestra independencia y retorno a la normalidad democrática.
En verdad, estamos deslizándonos peligrosamente por un tobogán que nos llevará a una mayor pobreza y desigualdad; si somos conscientes de ello, no esperemos al preguntarnos mañana, que el protagonista de V de Venganza nos lo recuerde “¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente unos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, solo tenéis que miraros al espejo…”. No son los mejores momentos para divagar mentalmente, el descalabro está a la vista;
Dejemos de cruzar los brazos y entumecer nuestras esperanzas, es hora de alejar a los necios de los cantos de sirena, es hora de comprender que, si no recordamos el pasado del llamado socialismo, estamos condenados a repetirlo. Honore de Balzac, escritor francés anotaba en su tiempo: “El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien ha matado siempre a su madre, la República, y a la libertad, su hermana”.
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