Caída de la economía china afecta al cobre

Hace unas semanas aparecieron los primeros datos que revelaban la pérdida de impulso de la economía china, afectando al precio y la demanda de cobre. El precio del cobre se elevó en enero de este año en casi 13%, de mínimos a máximos, llegando a US$ 9,300 la tonelada, por las expectativas del despertar del gigante asiático con las medidas covid cero que había adoptado. Por lo tanto, es posible que China reduzca su demanda por el mal momento de su economía, que se observa en la rebaja de su PMI (índice de gestión de compras) por el menor impulso del sector inmobiliario y del sector manufacturero, en el que el insumo principal es el cobre.

Según analistas globales, se estima que China debería comprar la suficiente cantidad de cobre como para que su precio se sitúe en US$ 8,000 por tonelada. No obstante, si la desaceleración económica es más profunda, el precio disminuiría a US$ 7,500 la tonelada. Analistas como JP Morgan, Goldman Sachs y otros muy importantes, indican que aun cuando esto suceda, habrá un déficit de cobre en los próximos años. UBS pronostica que la tonelada de cobre sería de US$ 9,500 a finales de este año y de US$ 10,000 al final del primer semestre de 2024.

Por otro lado, existe un consenso global para enfrentar los efectos devastadores del cambio climático, reduciendo la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), para lo que los minerales críticos serán de vital importancia, y el cobre será uno de los más requeridos. Ante esta realidad, se estima que al 2030 la demanda mundial de cobre supere a la oferta en más de seis millones de toneladas, y para producir esa cantidad se necesitará una inversión promedio de US$ 100,000 millones, cuya construcción ya debería empezar ahora mismo.

En este contexto, la producción de cobre peruano debería llegar a los 2.8 millones de toneladas métricas en 2023 y a más de 3 millones de toneladas en 2024, siempre que existan las condiciones normales. Esta producción en alza provendría principalmente de la operación Quellaveco y posteriormente de las futuras entregas de los proyectos; Ampliación Toromocho, Reposición Antamina, Zafranal y Yanacocha Sulfuros. De mantenerse en buen ritmo la producción de cobre y otros metales, se espera que el PBI minero metálico se incremente en 3.2% este año y en 4.8% el próximo, contribuyendo a su recuperación parcial después del golpe de la pandemia de -13.8% en 2020.

Sin embargo, los conflictos sociales continuarán afectando el desempeño de la producción minera, como sucedió recientemente con Las Bambas, Antapaccay y Constancia, los cuales representan más del 50% del cobre extraído en las regiones del sur. La paralización generalizada en el país como consecuencia de las protestas no ha sido enfrentada de manera oportuna y efectiva por el Gobierno, lo que trajo como consecuencia un fuerte impacto negativo sobre la economía, y seguramente puede seguir realimentando la crisis social de no darle la importancia debida. Ante esta situación, será muy importante hacer una promociónde manera interna ante la sociedad en su conjunto sobre la importancia de la inversión minera, antes que una promoción externa en países donde se encuentran los capitales, ya que de otra manera no arribarán nuevas inversiones mineras.

Actualmente apenas tenemos cuatro proyectos mineros (por casi un 4% de inversión de nuestra cartera) que se encuentran en construcción, mientras que seis proyectos esperan la autorización del Estado para iniciar obras entre este año y el próximo. Y 37 proyectos mineros todavía no tienen cronograma de inicio de construcción. Por lo pronto, el año pasado las exportaciones de cobre representaron el 52% de las exportaciones mineras y 30% de las exportaciones totales, y al tener un 72% de proyectos de cobre del total de cartera de proyectos mineros, el cobre será el motor del crecimiento económico, y los ingresos fiscales bien gestionados ayudarán a reducir las brechas sociales en nuestro país.