Martin Santivañez

Bumerán Chávez

Bumerán Chávez
Martin Santivañez
22 de mayo del 2015

Quienes iban a Caracas con la mano al frente tiemblan hoy por libro de Emili Blanco.    

Emili Blasco, periodista catalán, corresponsal del ABC de España en Washington, acaba de publicar “Bumerán Chávez”, un estupendo libro en el que se desvela los diversos fraudes políticos que ha promovido el chavismo a lo largo de su historia. Blasco, uno de los grandes expertos en chavismo, ha sido perseguido por los esbirros de Caracas y se ha transformado en un enemigo terrible para esa lacra autoritaria que tiene sus adeptos entre la izquierda peruana. Nuestros progres no elevan la voz ni un decibel para denunciar la dictadura a la que Blasco se enfrenta con valentía en su escrito. Porque para el fariseísmo político solo importan los derechos humanos de ciertos grupos, no los de la mayoría.

En “Bumeran Chávez”, el corresponsal de ABC narra los testimonios más importantes de numerosas personas que estuvieron en el corazón del poder chavista y que, al finalizar la era del caudillo populista, ante la amenaza real de las rivalidades internas, decidieron huir del país y acogerse a la protección de los Estados Unidos para “encausar a peces mayores”. El libro también incluye el testimonio de personas que, aunque establecieron contacto con las autoridades estadounidenses, continúan en Caracas. La obra de Blasco es un testimonio fundamental para comprender la cleptocracia chavista, un imperialismo tropical que extendió sus redes por todo el continente. Ciertamente, denunciar sus excesos autoritarios y criminales tiene un precio alto, porque cuenta hasta el día de hoy con el apoyo de amplios sectores de la izquierda continental, falanges que hasta hace muy poco peregrinaban a Caracas con la misma unción con que acudían a La Habana en el pasado. Por eso es doblemente loable el esfuerzo de Blasco, porque denota un compromiso verdadero con la historia latina y porque se enfrenta a un Leviatán aún poderoso, todavía en actividad, un cuerpo enfermo que lanza manotazos cuando se descubre que sus gerifaltes tienen conexión con el narcotráfico de la peor ralea.

Este es el régimen que ha financiado a la izquierda iberoamericana durante la última década. A la izquierda radical y a la izquierda “moderna y socialdemócrata”. Caracas ha sido el banco de nuestra progresía y su dinero ha financiado aventuras electorales, radicalismos peligrosos y exabruptos ideológicos. El bumerán de su dinero e ideología fue lanzado en su momento a todo el planeta. Así, impulsado por el vil metal, el socialismo del siglo XXI se transformó en el muñidor del neo-castrismo amparándose en la clásica verborrea populista latina. Este bumerán, hoy, está a punto de estrellarse en el rostro de los que se apoyaron en él para surgir a la vida pública. Supongo que todos los deudores del chavismo, esos satélites que peregrinaban a Caracas con una mano al frente prestos a recibir el cheque del comandante, tienen que estar temblando ante las revelaciones del libro de Blasco. Tarde o temprano todo sale a la luz y la conexión chavista tiene ramificaciones capaces de liquidar el pernicioso fariseísmo político de aquellos que se presentaron como los salvadores de la República mientras eran financiados por un narco-Estado tropical.

Por Martín Santiváñez Vivanco
22 - May -. 2015

Martin Santivañez
22 de mayo del 2015

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