Guillermo Vidalón
¿Antiminería y desarrollo humano?
Las zonas mineras tienen mejores estándares de vida
El objetivo supremo de una sociedad es generar riqueza para satisfacer a una población creciente, cuyas expectativas también se multiplican. La riqueza es lo que permite financiar altos estándares de calidad en los aspectos sociales y productivos, los cuales son registrados en los denominados Índices de Desarrollo Humano (IDH), así como en los Índices Regionales de Competitividad.
Durante más de dos décadas, desde que se tiene registro de investigaciones realizadas para establecer una métrica acerca del avance logrado en localidades donde existen operaciones mineras, es de público conocimiento que estas localidades gozan de un mayor estándar de vida que las regiones no mineras. Así lo acreditan los resultados de las sucesivas Encuestas Nacionales de Hogares (Enaho), elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el Índice de Progreso Social Regional Perú 2016 de Centrum de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el Instituto Peruano de Economía, Macroconsult y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en sus Informes sobre Desarrollo Humano.
Por ejemplo, el distrito de Pacocha, ubicado en la provincia de Ilo (Moquegua), se encuentra entre los 30 distritos mejor ubicados a nivel nacional según el Índice de Desarrollo Humano. La pregunta que surge es ¿cómo lo logró? Sucede que la principal actividad productiva en la zona es la metalurgia de la minera Southern Peru, en virtud de que allí se encuentran su fundición, refinería y operaciones portuarias, entre otras. Además es el principal empleador de la zona, y gracias a su demanda de energía también hizo que una generadora eléctrica se sitúe en dicha provincia.
Historias similares de impactos positivos podemos encontrar en torno a otras operaciones mineras, inclusive de proyectos que —gracias al importante volumen e inversión que representan— impulsaron hacia arriba los indicadores sociales de las localidades donde se ubican. Inclusive en las regiones donde los opositores a la actividad minera señalan que el avance no ha sido tan significativo, ocultan revelar que las áreas mineras registran migración positiva, mientras que las que no lo son registran el fenómeno contrario.
¿Por qué la población se dirige voluntariamente a las zonas mineras formales? Porque está a la búsqueda de mayor calidad de vida, de mejora de la educación para ellos y sus próximas generaciones, y porque persiguen alcanzar una mayor esperanza de vida. Y todo eso es precisamente lo que encuentran donde existen operaciones mineras formales.
Para el Perú lo conveniente es hacer minería, conjuntamente con las otras actividades económicas que se realizan en las áreas de influencia, como son la agricultura, la ganadería. El desarrollo de infraestructura consolida y hace sostenibles esas otras actividades, más allá de la operación minera.
Afortunadamente, se conoce cada vez más mejor el verdadero rostro de quienes dicen ser defensores de todo y de todos, cuando en realidad solo buscan privar de oportunidades a la población para perpetuar la pobreza. Inclusive recurriendo a la extorsión. Por alguna razón, los mayores acostumbraban sentenciar: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Efectivamente, ya se sabe que no defienden ni al ambiente, ni al agua ni a la agricultura.
Guillermo Vidalón del Pino
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