Raúl Mendoza Cánepa
Añaños y el capital popular
Para enfrentar el latente peligro del comunismo
Tras leer y escuchar a Carlos Añaños, reparo que su creciente masa de seguidores no se debe solo a su extraordinaria historia empresarial, sino también a ideas fuerza como riquezas naturales, confianza y conocimiento del Perú. Importa cuando diferencia la política de la gestión, porque si en un trajín bicentenario nos hemos desgastado es en el de la politiquería. Por decirlo así, la historia del Perú ha sido la historia del poder y no de la gestión. Quizás, empresarios exitosos como Rafael López Aliaga y Carlos Añaños sepan lo que dicen cuando perciben que la politiquería es la regla cuando un gestor trata de hacer las cosas bien.
Ya conté en otro medio la historia de la familia Añaños, que ha expandido su empresa (Grupo AJE) por el mundo. Desde un pequeño capital y una hipoteca, y con Sendero Luminoso encima, se dedicó a crear riqueza y hoy abre plantas en Asia, África y el reino de Bután. En 2017 fundó el patronato Pikimachay y promueve a artesanos y productores. Para ponerlo con rigor, Añaños no escribió un libro sobre el capital popular; él lo puso en práctica, porque en el Perú las teorías abundan, no los ejemplos.
Es pronto, pero Carlos Añaños debe saber que entrar en política supone un tiempo de anticipación, y el momento es ahora para trabajar desde adentro, sea como invitado o fundador. La organización de un partido debe atraer a la intelectualidad, a los jóvenes y, sobre todo, a hombres y mujeres capacitados para gobernar. No escribiría este artículo, aun desde mi posición liberal, si no escuchara todas las semanas sobre él en los diversos sectores donde transcurre mi vida. Sin embargo, introducirse en la acción partidaria requiere tiempo previo. La tradición política peruana no es la de etiquetas partidarias, es de liderazgos y él tiene uno ya ganado, que se acompaña además de ideas vivas.
Quizás quien les causa insomnio a los ejecutivos de las gigantes Coca Cola y Pepsi en el mundo, sepa con esa panorámica lo que es ganar en el mercado internacional. Pero debe saber más aún qué decirnos a aquellos que tenemos vocación política, que nos cuesta creer en la política tradicional. Todos albergamos sueños, pero tememos; y es en ese punto donde Carlos Añaños nos da una lección. Dice: “Seré disruptivo. Un factor clave de éxito es, justamente, no haber tenido recursos. No nos podíamos permitir el lujo de fracasar. No teníamos ‘plan B’. Al no tenerlo tienes un solo camino, un solo plan, que lo tienes que hacer exitoso sí o sí”.
Para quienes leemos historia nos es fácil rastrear un líder. Y Añaños convence. Pero si vale este consejo y sin Plan B, él debería definirse e introducirse ya, tangencial y comprometidamente, en una organización. ¿Por qué? Para hacer de la selección de cuadros una semilla de la que nazca una nueva clase política, cuyo centro sea el compromiso, la profesionalidad, la decencia y la docencia. Hacer política es servir, solo servir, y hacerlo todo a última hora podría significar que se cuelen esperpentos como esas y esos congresistas que le extraen el sueldo a sus trabajadores, cuando no las violan en sus despachos, o esos otros que hacen politiquería por cálculo o ganancia.
Sé que me entendió, por su señal, cuando dije que el desarrollo no es solo el de los recursos naturales, es el del capital humano y el del comercio internacional en un clima de libre empresa y bajísimo costo para hacer negocios. Allí está la clave: el capital humano, porque los recursos son aleatorios. Basadre definió una de esas experiencias como “prosperidad falaz”. La educación para “saber hacer” y exportar, eso es lo sostenible.
El tiempo es ahora, créame que llegará el momentum, y pronto, en que muchos partidos cobijarán (si no cobijan), sanguijuelas ávidas de botín, porque el Perú es históricamente un país patrimonialista, pero eso se lo cuento otro día.
Faltan tres años y el peligro del comunismo no ha terminado. Y no acabará sin el pacto de un amplio sector de centroderecha, una que sea moralmente intachable y esté honestamente involucrada con el destino del Perú.
COMENTARIOS