Berit Knudsen
Alianza militar Rusia - Corea del Norte
Nuevo capítulo en las relaciones internacionales en un mundo cada vez más polarizado
El presidente ruso, Vladimir Putin, realizó su primera visita a Corea del Norte en 24 años, fortaleciendo alianzas estratégicas y asegurando el apoyo de esta aislada nación. El objetivo es llevar las relaciones bilaterales a un "nuevo nivel" en un contexto de creciente confrontación con Occidente. Los contactos entre Putin y Kim Jong Un se intensificaron luego de la cumbre de setiembre. Varios gobiernos han denunciado el flujo de municiones y misiles desde Corea del Norte hacia Rusia, aunque Putin pretenda negarlo. Pero la visita a Pyongyang busca reforzar y expandir la colaboración de ambos líderes autócratas en diversos frentes.
Putin y Kim firmaron un acuerdo de "asociación estratégica integral", con una cláusula de asistencia mutua en caso de agresión contra cualquiera de las partes y apoyo militar recíproco. Esta relación empodera a ambos líderes, profundizando las divisiones globales en momentos que las tensiones internacionales están al límite. Putin declaró que este acuerdo da forma a una "arquitectura de seguridad igualitaria e indivisible en Eurasia".
La cooperación militar entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón ha sido vista como amenaza por Pyongyang y Moscú; criticando los ejercicios conjuntos como "hostiles" hacia Corea del Norte con una política estadounidense de confrontación. Edward Howell, profesor de Política en la Universidad de Oxford, afirma que esta relación no es solo cuestión de necesidad. "Estamos viendo cómo los dos Estados forjan un frente unido y alineado cada vez más coordinado contra Estados Unidos y Occidente".
La visita se produce luego de la reunión de Putin con su aliado chino Xi Jinping, tras la cumbre del Grupo de los Siete (G7) en Italia, donde los líderes democráticos manifestaron su solidaridad con Ucrania y la cooperación en seguridad con un programa contra armamentos ilegales criticado por las naciones autoritarias.
Putin ayudó a Corea del Norte en su programa espacial, lanzando el primer satélite de reconocimiento militar norcoreano, el Mallig Yong-1, para mejorar capacidades militares terrestres, logrando precisión en sus ofensivas. Rusia recibió más de 10,000 contenedores con municiones de Corea del Norte desde septiembre, calificado por Putin como "apoyo inquebrantable" a la guerra contra Ucrania, según publicaciones norcoreanas. Estas armas, de menor calidad que las rusas, permitieron reponer arsenales y continuar los asaltos.
La visita subraya el aislamiento de Kim Jong en el escenario mundial, pero refuerza su imagen de líder capaz de forjar alianzas poderosas, avances en su programa de misiles, espacial y nuclear, ampliando su capacidad para exportar armamentos; desafiando las sanciones contra las campañas nucleares y armamentistas. En marzo, Rusia vetó una resolución de la ONU para que expertos investigaran la violación de sanciones de Corea del Norte, con China absteniéndose en la votación.
Putin busca mostrar que Rusia no está sola contra Occidente, que tiene aliados y no se quedará sin armas, aumentando el espectro en la guerra nuclear. No se sabe hasta dónde está dispuesto a llegar y las implicaciones para la seguridad global. Observadores internacionales, desde Seúl hasta Washington, ven con preocupación la táctica rusa contra los aliados de Ucrania para forzarlos a una solución negociada bajo sus propios términos.
La visita de Putin a Corea del Norte y el pacto estratégico refleja una alineación cada vez más profunda entre naciones que desafían el orden mundial liderado por Occidente. El fortalecimiento de la alianza ruso-norcoreana marca un nuevo capítulo en las relaciones internacionales en un mundo cada vez más polarizado, con acciones de unos pocos líderes que podrían tener repercusiones globales.
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