Jorge Morelli
Agenda para Zavalita
Infraestructura y economía parecen ser las prioridades
Fernando Zavala anda buscando consensos mínimos en torno a los principales temas a abordar. Hagamos el ejercicio para evitar otra agotadora ronda de visitas a todas las tiendas políticas, luego de la de PPK, de nula expectativa. Hay dos pájaros a tiro: la infraestructura y la economía (ya volveremos luego sobre la inseguridad y la corrupción, y su raíz común en el narcotráfico).
PPK quiere destrabar los megaproyectos, especialmente el del Gasoducto Sur Peruano, paralizado en el primer tercio de su ejecución. Este proyecto está la espera de que Odebrecht venda su participación a la española Enagás y a Graña y Montero, única manera de liberarlo del lastre de las investigaciones de corrupción que penden sobre la empresa brasileña que ganó la concesión de 7,000 millones de dólares, como postor único. No hay otro modo de conseguir el financiamiento de los 4,000 millones de dólares que faltan.
Por si fuera poco hay, además, un problema político respecto de la venta de energía a Chile, porque el Sur requiere ese gas. La rentabilidad sería cinco veces superior si se usara el componente del etano para un polo petroquímico. Y, como veremos, hay incluso otros usos alternativos en el Perú para ese mismo gas.
También está el tema de La Oroya. PPK ha lanzado a la población al Congreso, para pedir una prórroga de un año en el plazo para liquidar la empresa. PPK niega que lo que ocurrió en La Oroya se deba a que esté gestionando intereses chinos. "Ha habido gente malvada que dice que yo hago lobby para los chinos", dice. Pero ambas cosas no se oponen: PPK necesita un año para que el Estado —principal acreedor de la empresa— negocie la venta de los activos de la empresa, quizás a esa misma u otra empresa china.
Esto tiene relación con la idea de interesar a los chinos en invertir en un refinería en el sur, para metalizar el cobre. Esto, si resulta más barato usar para eso el gas (del sur), en lugar de enviar concentrados a refinarse usando carbón en China. Puede abaratar costos, además, refinar también cobre chileno en el Perú, en lugar de venderle energía a Chile para que lo haga allá.
Estos temas son, pues, un mismo tema y no varios separados, como parece a primera vista. Involucran a Odebrecht y sus posibles compradores, a La Oroya, a China y a Chile en un mismo asunto. Su gestión depende de la agilidad y de la información de que disponga el gobierno. Lo que paraliza la solución es la falta de decisión y de una clara explicación al país —no solo a la oposición parlamentaria— de las opciones. Sin pelos en la lengua. En lugar de eso, para matar a un mismo pájaro el gobierno dispara muchos tiros sin dar en el blanco.
El segundo tema es el económico. Y el problema aquí es que, a la inversa, el gobierno quiere matar dos pájaros de un solo tiro. De un lado, busca recuperar el ingreso fiscal recaudando más, ampliando la base tributaria. Pero con una apuesta peligrosa: la suposición de que reducir el IGV en un punto del PBI permitirá recuperar con creces en un segundo momento lo que se pierda al principio.
El otro pájaro es que el gobierno procura al mismo tiempo desinformalizar la economía dándole un régimen especial a las pequeñas empresas informales, para incorporarlas al sistema tributario. Esto, a cambio de acceso al crédito. El problema es que son dos pájaros de un tiro: desinformalizar y, al mismo tiempo, recaudar. Recuerdo haber oído decir a Richard Webb, hace muchos años, que la experiencia enseña que una política pública nunca debe perseguir más de un objetivo, pues se corre el peligro de no alcanzar ninguno.
Este asunto no está maduro para una decisión, falta debatirlo ante el país —reiteramos, no solo ante la oposición parlamentaria— mostrándole las opciones y sus riesgos antes de tomar una decisión tan peligrosa. Más o menos como cuando a uno lo van a operar. Es un derecho.
Así, pues, no es mañana sino hoy, Zavalita, que nos estamos jugando el destino del país.
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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