Darío Enríquez
¡Agárrenlo que es ratero!
El viejo truco que sigue timando a incautos
Es bastante conocida aquella historia en la que un ladrón que escapa presuroso del lugar del crimen, para facilitar su huida señala a otro gritando a viva voz: “¡Agárrenlo que es ratero!”. Las confundidas gentes de la historia terminan atrapando a ese otro, y el ladrón se sale con la suya.
Imposible no evocar tan risible historia cuando nos enteramos de otra maniobra más desde el Gobierno para proteger al expresidente Alejandro Toledo. “Todo el mundo lo sabe”, dicen desaprensivos algunos. “Nunca van a traer al cholo”, asiente otro. “Sabe demasiado de los grandes”, sentencia un tercero. La lista de frases cómplices y complacientes con el blindaje oficial desde el poder y a favor de Toledo resulta interminable.
¿Por qué Toledo es especialmente protegido por mucha gente que incluso no parecen tener conexión entre sí? Desde Marisol Pérez Tello —derechismo social difuso del PPC— hasta Vicente Zeballos —izquierdismo social confuso en alianza con Vizcarra—, encontramos una gama de personajes de distinta laya y origen, todos apoyando al llamado “Cholo de Cabana” (que no es de Cabana, sino de Ferrer) en su pretensión de burlar a la justicia. Pero también la hiperconcentración de Medios de los poderes fácticos, aunque de vez en cuando toca el tema, tiene un timing más que evidente para proteger al “cholo sano y sagrado”.
Dentro de la gran variedad de hechos y situaciones que podrían explicar el impenetrable blindaje que favorece al chakano, hay dos que son particularmente notables: a) la extraña compra de América TV promovida por Toledo; b) la coima solicitada por Toledo a Odebrecht para facilitar la Interoceánica.
En referencia a la extraña compra de América TV por parte de los grupos El Comercio y La República, fue una operación de “alta” ingeniería financiera (véase las comillas). Se hizo posible con la intervención del Banco Wiese Sudameris (hoy Scotiabank) y su gerente general Eugenio Bertini, cuyo repentino y reciente fallecimiento impedirá aclarar el tema desde una fuente directa. A través de ventajosas (¿ventajistas?) condiciones, esos grupos adquirieron las acreencias de América TV y se hicieron de la propiedad de la antena “más caliente” del Perú, prácticamente sin mayor desembolso inicial y con pagos ulteriores que se cubrían desde la explotación misma del medio. Libre de la pesada carga de una deuda agobiante, América TV volvió a producir utilidades casi por inercia.
Alejandro Toledo y Eliane Karp habrían jugado un rol fundamental triangulando influencias. De hecho, la esposa de Toledo mantenía una relación profesional muy estrecha con Bertini desde que ella trabajó —a fines de los noventa— en el mencionado banco, reportando directamente al gerente general. Alejandro sabe mucho de los entretelones de una adquisición tan “virtuosa”, y mientras más lejos se encuentre del Perú, mejor para todos los involucrados ¿O no?
La historia de los US$ 35 millones pedidos por Toledo a Odebrecht para facilitar la entrega de la Interoceánica al corrupto cártel social-mercantilista (que se redujeron a US$ 20 millones en una puja vergonzosa) tiene particularidades notables. Incluyendo el viaje expreso de Toledo a Río de Janeiro para encontrarse con altos directivos de Odebrecht en el hotel Marriott y pedir “su” dinero. ¡Qué vergüenza!
No se conoce otro caso en el contexto de Lava Jato en el que Odebrecht haya sido sujeto pasivo de corrupción. Ellos siempre tenían la iniciativa, con una división corporativa al servicio de “operaciones estructuradas” para perpetrar “propuestas que no podrán rechazar” a un sinnúmero de personajes, desde comunicadores y propietarios de medios, investigadores universitarios, estudios de abogados, jueces, fiscales, políticos en instancias municipales, regionales y nacionales, funcionarios de mando medio, viceministros, ministros y hasta presidentes de turno.
En Lava Jato, Odebrecht siempre fue sujeto activo de coimas, cohechos, componendas y latrocinios en contra del Perú. Pero en la Interoceánica, con Toledo, la situación fue diferente. Siguiendo un estilo propio de la mafia, personajes del Ejecutivo de Toledo fraguaron trámites para asignar el proyecto Interoceánica a Odebrecht. En este enlace pueden consultar detalles:
https://elmontonero.pe/columnas/erase-una-vez-un-presidente-y-su-ministro-favorito
¿Por qué Toledo tuvo que tomar la iniciativa? ¿Acaso Odebrecht ya había arreglado con otras instancias del Gobierno y ya no requerían de Toledo? ¿Acaso Toledo ya había recibido su parte pero quería más? ¿Tal vez Toledo se enteró de que muchos habían recibido lo suyo y lo habían dejado de lado a él? No lo sabemos, solo podemos especular; pero sí sabemos que todo se conocería si es que Toledo fuera capturado y revelara todo.
¿Tenemos alguna duda de por qué no se le ha capturado aún? ¿Por qué su extradición va a paso de tortuga? ¡Otra vergüenza! Nos hemos enterado hace poco que el ejecutivo (tanto PPK como Vizcarra) llevan dos años “evaluando” la contratación de un abogado en EE.UU. para avanzar el trámite de extradición y aún no lo han hecho. ¡Dos años!
Por eso ni el caso Ecoteva ni el de la Interoceánica avanzan en los vericuetos judiciales de la Fiscalía. Todo ello pese a que la implicación de Toledo cuenta con pruebas abundantes e irrebatibles. Quienes controlan estas instancias saben perfectamente lo que sucedería si es que el corrupto expresidente “abre la boca”. Es mejor gritar “¡Agárrenlo que es ratero!”, y perseguir a otros para dar espectáculo digerible a una tribuna distraída, cuando no cómplice ¿Habrá alguna marcha en la que se pida “¡Agárrenlo que es ratero, agárrenlo que es Toledo!”? Lo dudamos.
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