Juan Sheput
A propósito de la intromisión de Evo
Se debe plantear una respuesta contundente y política
Inmersos como estamos en una coyuntura en la cual se privilegia el escándalo y no los asuntos de fondo, se ha pasado por alto la reiterada intromisión del señor Evo Morales en el proceso electoral peruano. Sus afirmaciones, en el sentido de que el señor Pedro Castillo tiene un programa de gobierno similar al boliviano –que hará una revolución cultural y democrática, que apuesta por la soberanía de los recursos naturales y que impulsa una asamblea constituyente– no han sido negados ni desmentidos por los dirigentes de Perú Libre y mucho menos por el propio Pedro Castillo. Más bien, una congresista electa, la señora Zaira Arias, ha señalado, sin ambages, que ellos promoverán una asamblea constituyente a la par de la disolución del actual parlamento, con lo cual en la práctica le da la razón. Lo más gráfico en este caso, y que revela ya lo que será el próximo Congreso, es que ninguno de los congresistas electos le ha salido al frente para plantear una posición distinta, democrática. Un error de ingenuidad que les puede costar muy caro.
Evo Morales actúa confiado. Las carencias que padecemos lo favorecen. Desde hace años tenemos una Cancillería venida a menos en la cual el tema geopolítico ha desaparecido de la agenda nacional. Según algunos altos oficiales castrenses, la Cancillería habría promovido la desaparición del tema geopolítico, inclusive de la currícula de formación de nuestros militares. Esta situación, agregada a la mediocridad de los centros académicos de formación pública, hace que el asunto geopolítico sea subestimado.
Todo esto posibilita que el señor Evo Morales pueda despacharse a su gusto. En el Perú, temas como el de los recursos hídricos, el calentamiento global, la soberanía de los recursos naturales o la infraestructura de competitividad necesaria para enfrentar los desafíos del territorio económico del Pacífico, simplemente no causan interés. Si se habla del Triángulo del Litio y los metales raros y la posibilidad de que el Perú ingrese a ese ámbito, no importa. Así estamos de lejos de los grandes asuntos globales. De esa desafección se aprovechan los estrategas con objetivos de Estado; por ejemplo, Evo Morales. Y se fijan en nuestros recursos, plantean apoyos a nuestra población aymara, tienen aliados políticos como Walter Aduviri o Pedro Castillo, mientras no se plantea, desde la oposición, una respuesta contundente y política.
Perú Libre ya tiene una bancada numerosa en el próximo Congreso con unos eventuales aliados en la agrupación de Verónika Mendoza, Juntos por el Perú. Como recordarán, ella manifestó en el reciente mes de marzo, su coincidencia en algunos planteamientos de Evo Morales, como el referente a los recursos naturales. Con esas fuerzas políticas aliadas, con un peso conjunto de casi un tercio del parlamento, va a ser muy difícil impulsar algún tipo de reforma. De allí la tremenda importancia del próximo Poder Ejecutivo.
Ha hecho bien Keiko Fujimori en exigir a Evo Morales que no se meta en nuestro proceso electoral. Votar por Keiko Fujimori, en ese sentido, constituye un apremio para evitar así que nuestro país ingrese en una vía de difícil retorno. Ya no es un asunto solo de democracia interna sino también de independencia y soberanía. Reflexionemos sin pasión, pensando en nuestra nación.
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