LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Ordenando a PPK
El papel de Zavala al frente del Gabinete
La designación de Fernando Zavala como Presidente del Consejo de Ministros (PCM) debería tener un efecto inmediato: devolverle a la futura administración de PPK la sensación de orden y coherencia. Algo que parece haberse perdido con las incesantes declaraciones de los vicepresidentes Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz sobre las posibles designaciones ministeriales, y el hasta ahora inexplicable exabrupto del propio PPK de convocar a una marcha en contra del Congreso. Si sumamos todos los hechos y fotografías es más que evidente el desorden pepekausista.
En este contexto, la designación del joven PCM puede ser el bálsamo esperado por algunos preocupados pepekausistas y también por el fujimorismo reflexivo, que contempla con preocupación la incapacidad pepekausista de leer al otro (léase fujimorismo), a tal extremo de que el consejo del antifujimorista e izquierdista aparece viable.
Es necesario anotar que, de alguna manera, esta impresión ya comienza a acumularse en las facturas de la administración pepekausista. El llamado presidencial a la protesta callejera ya le comienza a costar. Por ejemplo, Verónika Mendoza ha señalado que el primer interpelado con una marcha al Legislativo sería el propio jefe de Estado. Marco Arana ha insinuado que no sería amor a los trabajadores sino un lobby empresarial el verdadero motivo de la convocatoria callejera del presidente electo. Cualquiera sea el análisis, todos los peruanos de buena voluntad están en la obligación de preservar la figura del presidente, el primer magistrado de la República.
Luego de su designación como PCM, una de las principales responsabilidades de Zavala será sacar al jefe de Estado de las hogueras en que él mismo parece empeñado en generar. Para conseguir ese objetivo, un consejo prudente sería el de evitar convertir a PPK en un “no PPK”: es decir, en un líder carismático en permanente baño de popularidad. Si el jefe de Estado sigue en esa ruta lo más probable es que el efecto Oroya se amplifique y se acumulen los errores frente a “las masas convocadas”.
Otra responsabilidad de Zavala es la de armar la gobernabilidad con la mayoría legislativa. Conociendo su trayectoria, es probable que el PCM haya entendido que los acuerdos con el fujimorismo deben hacerse al margen de las fotografías. Porque todo indica que es la estrategia que ha adoptado el movimiento naranja para pelear la cabeza de la oposición hacia el 2021, y también para ordenar el frente interno en el propio Congreso y las bases partidarias. Si Zavala lee correctamente los mensajes, tendríamos gobernabilidad asegurada.
Ahora bien, el nuevo PCM no conseguirá estos objetivos si no demuestra voluntad de ejercer el poder delegado de PPK y de garantizar que la delegación sea real. Zavala no solo tiene que convertirse en el primer caballero del jefe de Estado, sino también en su principal consejero y el ajedrecista de una partida complicada.
En ese camino, ordenar el frente interno dentro del propio Ejecutivo y armonizar con la bancada parlamentaria pepekausista es asunto de vida o muerte. Para organizar este escenario, el PCM tiene a su favor el estilo de gobierno PPK —que deja hacer y deja pasar— y que, por momentos, evoca los mejores gestos republicanos del gran Belaunde. Pero tiene en su contra la precariedad del propio partido pepekausista: personajes con una voluntad de protagonismo que recuerdan a los clásicos asesores detrás del poder, y la fragilidad de una bancada parlamentaria que recién se formó para las recientes elecciones.
Si, como se dice, Zavala “la hace”, habrá nacido un nuevo personaje para la política peruana. Muy interesante.
Víctor Andrés Ponce
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