Huancayo y el desborde social que se avecina

El Gobierno de Pedro Castillo y de Perú Libre comienza a cosechar las tempestades luego de sembrar de malos vientos todo el futuro del Perú. La decisión de empoderar a las minorías radicales en el corredor minero del sur –en donde se ubican las empresas que producen más del 50% del cobre nacional– y la renuncia a ejercer la autoridad de la Constitución y la ley han terminado quebrando la autoridad del Estado republicano. 

Las masas y las turbas en Huancayo toman la ciudad, la policía retrocede y comienzan a aparecer las primeras víctimas fatales, mientras el Ejecutivo anuncia la reducción del 90% del Impuesto Selectivo al Consumo a los combustibles como medida desesperada para enfrentar el bloqueo de más de diez vías nacionales. Virtualmente el Gobierno de Castillo está cercado por haber quebrado la autoridad del Estado democrático por mano propia. El camino de la anarquía antes de la toma del poder bolchevique se divisa muy de cerca.

La guerra en Ucrania ha disparado el precio del petróleo y el Perú, como importador neto, está recibiendo el impacto. Suben los combustibles, los fletes y los precios de la canasta básica en momentos en que los precios de los minerales alcanzan niveles históricos, sobre todo el del cobre. Sin embargo, el incremento de la canasta básica no puede ser absorbido por la economía porque –no obstante, el récord histórico del precio de la libra del cobre (más de US $4.50)– el ingreso promedio de los peruanos no se recupera: hoy alrededor de S/ 1400 soles. Sin embargo, en el 2019, antes de la pandemia, estaba cerca de los S/ 1600.

El desplome de la inversión privada ya le pasa una gigantesca factura al Gobierno de Castillo. Menos inversión y menos empleo significa aumento de la pobreza, y los precios de la canasta básica –elevados temporalmente– se convierten en un huracán contra los desempleados.

¿Por qué se cae la inversión privada y el empleo? Porque Castillo y Perú Libre jugaron con la constituyente y las nacionalizaciones y lograron lo que parecía imposible: frenar tres décadas de crecimiento y de reducción de pobreza ininterrumpidos.

En sus febriles delirios, los comunistas y colectivistas consideran que es posible armar un relato para explicar el desmadre nacional: “el boicot de los empresarios que especulan con los precios y la camisa de fuerza de la Constitución que prohíbe controlar la oferta y la demanda”.

Y decimos que se tratan de tercianas incontrolables de los colectivistas porque nadie puede explicar un frenazo económico de esta magnitud en apenas pocos meses de gestión. Imposible. No hay relato ni estrategia cubana que logre encauzar la crisis porque cualquier control de precios solo aumentará la escasez y los precios de los alimentos.

Quizá en el Perú se produzca un fenómeno inédito: el asalto del poder del comunismo y el colectivismo de una sociedad capitalista en crecimiento ininterrumpido. Todo indica que un frenazo de este tipo de sociedad es como ponerse la soga al cuello. Comienza a suceder en el Perú y quizá también pase en Chile.

En cualquier caso, las masas, el pueblo que tanto se invocó contra la Constitución, hoy avanza en contra del sombrero. Veremos.