La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
El Frente Amplio sueña con instaurar el socialismo del siglo XXI, el modelo chavista que ha desatado la crisis humanitaria más devastadora en la región, sin haber ganado elecciones. Pretendiendo aprovecharse de las confusiones del vizcarrismo y las incoherencias programáticas e ideológicas de las bancadas del Congreso, acaban de presentar un proyecto de ley que deroga el Decreto Supremo N° 345-2018-EF que aprobó la Política Nacional de Competitividad y Productividad (PNCP). Es decir, pretenden derogar el marco general con el que se deberían elaborar las reformas económicas y sociales para relanzar el crecimiento y continuar reduciendo pobreza. El argumento del mencionado grupo comunista: la necesidad de que “los sindicatos y los trabajadores” participen en la elaboración de las políticas de competitividad y productividad. En otras palabras, la resurrección de todas las filosofías que animaron la comunidad laboral velasquista y que explican el desastre económico chavista.
Antes de continuar con el debate, desde este portal planteamos un desafío ideológico a los sectores comunistas y colectivistas: los protagonistas de los avances de la civilización, de la reducción de pobreza y de la expansión de la prosperidad en el mundo, son los empresarios (10% de pobreza extrema mundial en la actualidad). Punto. Los trabajadores y las pobrezas pueden convocar a los romanticismos, pero cuando un trabajador destaca e innova suele convertirse en empresario. En las sociedades capitalistas el innovador se convierte en empresario.
Vale señalar que, según el mencionado DS, la PNCP tiene vigencia hasta el 2030 y comprende nueve objetivos, entre los que destacan la “creación de las condiciones para un mercado laboral dinámico y competitivo”, la reforma de la institucionalidad del país, el fortalecimiento del capital humano, el fortalecimiento de la institucionalidad del país, la reforma del sistema civil, la solución de los problemas de infraestructuras, y otros. En otras palabras, el PNCP establece el marco general para aprobar las reformas que relancen el capitalismo y el crecimiento.
Los organismos multilaterales y los economistas serios señalan que el Perú no puede seguir creciendo a tasas altas y, por lo tanto, seguir reduciendo pobreza, sin una nueva ola de reformas pro productividad y competitividad. Las reformas de los noventa son insuficientes para seguir creciendo a niveles aceptables. Bueno, el Frente Amplio y todos los colectivismos pretenden parar en seco esta posibilidad de reformas. A estos sectores no les interesa que, por falta de reformas, el 2017 el Perú tornara a aumentar pobreza en un punto, luego de liderar la reducción de este flagelo en la región.
Al Frente Amplio y a todos los colectivismos les interesa un comino la lucha por la pobreza porque priorizan la ideología y su programa anticapitalista. De allí que, en la exposición de motivos del proyecto aludido, se señale que “entre 1991 y 2012, el crecimiento de utilidades respecto del PBI (de 52.7% a 63.2%) no fue congruente con el incremento de remuneraciones laborales (de 30% a 21.7%)”.
Más allá de que el crecimiento de la economía peruana hasta el 2014 haya sido considerada uno de las más pro pobres entre los países emergentes, más allá de que la reducción de la desigualdad hasta esa fecha haya sido sorprendente (lo reconoce la medición del coeficiente Gini de la Cepal, por ejemplo) y más allá de las ligerezas de los economistas ideologizados, es interesante advertir que, en este razonamiento sobre las utilidades, sigan vigentes las tesis del viejo Marx. ¿Acaso pretenden que la distribución de las utilidades empresariales sea igual a los ingresos de los trabajadores? ¿Acaso pretenden eliminar “la maldita plusvalía capitalista”? Esas fórmulas ya se aplicaron en los ex países de la Unión Soviética, se implementan en Corea del Norte, Cuba y la Venezuela chavista, y todos sabemos que esas experiencias se transformaron en grandes fábricas de pobreza y crisis humanitaria.
El Frente Amplio ha hablado por todos los colectivismos en el Perú. Los enemigos del capitalismo, del crecimiento y del impresionante proceso de reducción de pobreza, no descansan. Sueñan con revivir el velasquismo, aunque no lo sepan. Sueñan con tener su propia Cuba, su propia Venezuela. Por eso casi estamos seguros de que en el próximo Congreso no los volveremos a ver.
COMENTARIOS